LA PATRIA | MANIZALES
Esta historia comienza a principios de la protesta social, en esos patrullajes rurales para garantizar la seguridad y convivencia ciudadana, más exactamente en Chinchiná, donde unidades del Grupo de Carabineros y Guías Caninos de Policía Caldas adelantaban actividades de prevención y control en los sectores rurales de las entradas y salidas del municipio.
En esos días el subintendente Dubel González le dijo a la patrullera Verónica Triana que quería presentarle a una persona muy especial para él, al que llama, de cariño, mi viejito consentido.
En ese momento la patrullera observó que el subintendente González no reclamaba su almuerzo y lo empacaba para llevarlo.
Tras cabalgar por 20 minutos desde Chinchiná hasta el puente de Cenicafé e ingresar debajo de este, la patrullera vio a una persona de la tercera edad dormida y cubierta con cartones.
En ese momento González le dice a la patrullera: le presento a Gonzalo, mi viejito consentido, mientras le entregaba el almuerzo.
Gonzalo nació en Aguadas el 1 de diciembre de 1947. Y en esas vueltas de la vida, en busca de mejorar sus condiciones económicas, llegó a Chinchiná como recolector de café.
De finca en finca, de grano en grano, su cuerpo era cada vez más lento, la noción de su vida y la lucidez de su mente se iban desvaneciendo hasta llegar al punto de terminar viviendo debajo del puente de Cenicafé.
A partir de ese momento Gonzalo se robó el corazón de la patrullera Verónica, quien se preocupó no solo por su alimentación, sino también por su salud y bienestar.
Llama a los paramédicos cuando este presenta quebrantos de salud y gestiona con el comandante del Distrito 1 Chinchiná un lugar con la Alcaldía para darle un sitio digno donde descansar.
Muchos fueron los días de lluvia, hambre, soledad e indigencia de Gonzalo, de 74 años de edad, hasta que el gran día llegó cuando observó al comandante de Distrito, en compañía del Grupo de Prevención y Educación Ciudadana y la patrullera Verónica en camioneta de la institución.
La idea era darle la gran noticia de que había sido aceptado en el Centro de Bienestar del Adulto Mayor de Chinchiná, con la ayuda de la Secretaría de Desarrollo Social y la Administración Municipal, donde ha recibido todo el respeto y cariño.
Es hora de que tenga una vejez digna, sin dejar al lado el amor y cariño de la patrullera Verónica, quien lo sigue visitando.
1-Gonzalo, en su cambuche
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