Víctimas del Estado en Caldas abrieron las puertas de la memoria

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La exposición será llevada a otros municipios de Caldas y posiblemente a otras regiones del país.

LA PATRIA | MANIZALES

Abre las puertas de la memoria es el proyecto que durante un año prepararon las víctimas de crímenes de Estado en Caldas, con el apoyo de instituciones y organizaciones nacionales e internacionales, y que ayer se expuso en la Plaza de Bolívar de Manizales.

Tatiana Rodríguez Maldonado, del grupo de apoyo a víctimas del Centro Nacional de Memoria Histórica, señaló que este departamento está entre las 25 iniciativas acompañadas por la entidad este año.

“Son procesos autónomos en los que las víctimas cuentan con sus propias voces lo vivido en el conflicto”.

El trabajo se realizó con el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CPDDH) y el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice).

Carolina López Giraldo, secretaria técnica del Movice en Caldas, manifestó que la estrategia más importante es la memoria y reconstrucción de la verdad, en los casos de criminalidad estatal.

“Lo hemos desarrollado de forma muy artesanal. Este año se pudo gestionar un proyecto apoyado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Gobierno de Canadá y el Centro de Memoria Histórica, para tener una Galería de la Memoria Itinerante”, anotó.

Abrieron las puertas

Felipe Marulanda acudió con sus tíos Liliana y José para abrir la puerta que mostró a su padre y hermano, Mario Marulanda Pérez. Desapareció el 15 de marzo del 2000 en compañía de José Eduardo Rueda Cárdenas. “Eso permite hacer memoria. No olvidar lo que ha hecho el Estado, pero también es una forma de sembrar esperanza y paz. Creo que mientras haya vida ellos no están muertos”, indicó.

La última información que recibieron de la Fiscalía es que a los dos los mataron los paramilitares. El día que les perdieron el rastro se fueron a recolectar café a Planadas (Tolima). Vivían en el barrio Solferino.

“Papá murió llave”

Ricardo y Wálter Castaño tienen a dos miembros de la familia para recordar. Rubén Castaño Jurado (padre) y Gonzalo Castaño Zapata (hermano). Hacen parte de la larga lista de militantes de la UP asesinados.

Ricardo recuerda que recibió la noticia en Rusia, donde estudiaba Historia. “Papá murió llave”, solo tres palabras en un telegrama. Considera que los inmolados hicieron un gran aporte a la reconciliación del país, pero lo más importante es la garantía de no repetición y que al fin haya justicia. A Rubén Castaño lo mataron en noviembre de 1985 y a Ricardo en julio de 1990.

Visibles

Leonardo Ortiz Parra, hermano de Hernán de Jesús, líder sindical del sector educativo, asesinado en abril del 2002, junto con José Robeiro Pineda, en Aranzazu, destacó el trabajo de recuperación de la memoria.

“Tuvimos entrevistas prolongadas sobre la vida de mi hermano, el mismo trabajo. La vida y de Hernán ha sido visible. En el libro Marmato la tierra codiciada hay un buen documental. Además están los reportes de LA PATRIA, que lo destacan como defensor de derechos humanos y líder afrocolombiano”.

Paramilitares del frente Cacique Pipintá asumieron la responsabilidad por el doble homicidio, pero se negaron a revelar quién fue el determinador. Entre los autores está alias Fabio, asesinado el pasado fin de semana en el barrio Alcázares de Manizales.

Una causa vale la pena

Nelson Javier Salazar asistió a la puerta asignada su padre, Rey María Salazar Tapasco. Lo acompañaron su hermana Adriana Lucía y su sobrina Ana María. Expresó: “A través de los años uno se pregunta si valió o no la pena dar la vida por una causa. Una muerte no se justifica, pero hay causas que sí. Estos eventos de recuperación de la memoria nos satisfacen”.

En julio de 1988, Rey María, quien trabajaba como educador en Riosucio, y vinculado a Educal, fue torturado y asesinado por miembros del Batallón San Mateo de Pereira, según la denuncia instaurada por organizaciones de derechos humanos.