A sacerdote manizaleño le robaron y lo golpearon en Bogotá

LA PATRIA | MANIZALES

"Lo dejaron como un nazareno", atina a decir Liliana, al referirse al ataque que recibió su hermano, el sacerdote manizaleño Álvaro Jaramillo Londoño, en Bogotá.

Él hace parte de la Comunidad de Misioneros Marianos. El pasado viernes, a las 10:00 de la noche, salió del barrio Nicolás de Federman, donde colaboró en la primera novena de esta Navidad.

"No llegó a la casa. Al día siguiente mi hermano Sergio llamó al barrio, pues creía que se había quedado allá. Estaba desaparecido, denunciamos y empezamos la búsqueda con ayuda de amigos, a través de redes sociales. Era raro que se ausentara, pues en muy cumplido en todo y el sábado tenía otra novena y unas eucaristías", indicó Liliana.

Finalmente, después de 25 horas, lo ubicaron en la clínica Chapinero. Estaba aporreado, pues le robaron y, fuera de eso, le dieron una sustancia, al parecer, escopolamina.

Tras el tratamiento médico lo remitieron para el Hospital Simón Bolívar, pero fue un martirio para la familia porque casi no lo reciben, debido a que no cuenta con seguro. La situación en ese sentido para los sacerdotes es difícil, contó la familia.

En la noche del domingo le dieron de alta, pero se queja mucho de los golpes que recibió en la cara, el abdomen y los genitales. Le contó a sus allegados que solo recuerda que salió de la novena, le dieron algo y despertó en el hospital. Le robaron el celular, el saco y el poco dinero que cargaba.

Jaramillo Londoño ha permanecido gran parte de su vida en Bogotá. Su familia vive en la Baja Leonora, en Manizales. Creó la Fundación Llano Amor, entidad sin ánimo de lucro que brinda protección a los niños y niñas que viven con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH-Sida).

También trabaja por el bienestar de personas discapacitadas y enfermas. Ha sido misionero en varias ciudades y estuvo en África.