LA PATRIA | MANIZALES
Así resumió Luis Arbey Gañán, miembro del Consejo Regional Indígena de Caldas, las causas del genocidio soportado por el pueblo embera chamí de Caldas, al hablar ayer ante la Justicia Especial para la Paz, durante la entrega simbólica del análisis sobre la violencia vivida por las comunidades indígenas del departamento.
"Es un informe histórico", anotó Luis Arbey, en una ceremonia virtual, que contó con la presencia de diferentes autoridades y un ritual de arranque. No faltaron las lágrimas al recordar a líderes, médicos y ciudadanos asesinados. Así mismo, señalamientos contra grupos políticos.
"En 30 años soportamos genocidio, muertes, desplazamientos, persecución, xenofobia, racismo. Hemos tenido que acudir a defensores de derechos humanos. Hoy persisten las violaciones promovidas por unos senadores. Hoy las víctimas reclaman paz interior y que se conozca la verdad", contó Gañán.
"Ya no vamos a guardar más silencio", argumentó un gobernador indígena en su intervención. "Debe haber un hermanamiento entre Manizales y pueblos indígenas. Que no se vuelva a derramar sangre", acotó el gobernador de Caldas, Luis Carlos Velásquez.
104 homicidios se registraron entre 2001 y 2003: 43 de las Auc, 4 de las Farc y 57 de grupos sin identificar, según la Defensoría del Pueblo. La comisionada de la Verdad Patricia Tobón dijo ayer que Colombia tiene una deuda grande con los pueblos indígenas de mirar de dónde se nutrió esa violencia.
"Este informe es importante para esclarecer la verdad, teniendo en cuenta la oportunidad histórica de la la sociedad de analizas las causas de esos conflictos".
Por su parte, Catalina Díaz Gómez, presidenta de la Sala de Acusación y Reconocimiento de la JEP, destacó ese deseo de justicia de estas comunidades. "Hemos entendido los planteamientos. Es un honor que se le dé un nuevo voto de confianza al Estado. Gracias por contar sus historias y los obstáculos que han tenido para acceder a la justicia. Gracias por su resistencia y lucha". La magistrada Ana Manuela Ochoa agregó que analizarán el informe con todo el rigor.
Al final, voceros de los resguardos y de las víctimas pidieron dos cosas: Que se sepa quién ordenó esos crímenes y que la paz sea verdadera y duradera.
De las 13 masacres soportadas entre 1988 y 2008, 10 de ellas de los paramilitares, los marcaron especialmente tres hechos.
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