LA PATRIA | MANIZALES
Quienes conocieron al policía samaneño Néstor Jairo Montes Calle, de 38 años, indicaron que no pudo soportar el dolor de la muerte trágica de su hijo, Fáber, en un accidente de tránsito en febrero del año pasado.
Quizá eso desencadenó su desaparición y posterior fallecimiento. Al uniformado, quien se destacó en la institución por su buena hoja de vida, lo encontraron muerto el lunes dentro de una casa del barrio Carvajal, de Bogotá.
Jorge Rodríguez, hijo de la propietaria del predio, dijo que pensando en su ausencia, se dirigió hacia el cuarto donde vivía y como pudo abrió la puerta para buscarlo.
"Comencé a llamarlo y al ver que no me respondía llegué hasta la sala y estaba todo normal. Continué y al arribar a un costado del cuarto lo encontré muerto. Estaba bañado en sangre y sentado en una silla. Fue terrible", dijo.
De las hipótesis que se manejan es que sufría de una profunda depresión desde el año pasado, cuando envió a su hijo a Samaná, para que pasara una temporada con su familia. En ese lugar el joven perdió la vida, situación que el oficial nunca superó. El uniformado estuvo en un riguroso tratamiento psiquiátrico.
El hijo, Fáber Hermilson, falleció en febrero del año pasado, en el sector de La Culata, vereda La Miel (Samaná). Según los testigos, el joven se movilizaba en bicicleta acompañado de 10 amigos, intentó esquivar una moto y chocó de frente contra un camión.
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