LA PATRIA | MANIZALES
Mientras Miguel Ángel Valbuena Osorio, de 21 años, aseguró que el 15 de septiembre del 2014 trabajó todo el día en Pereira y llegó en la noche a su casa en Chinchiná, su compañera sentimental expresó que él, en esa fecha, permaneció acostado en la vivienda.
Contradicciones como esta le costaron a Valbuena Osorio una condena de 18 años y cuatro meses de cárcel. Ayer, el Tribunal Superior de Manizales lo declaró culpable del asesinato de Luis David Mejía Cárdenas, de 20 años, ocurrido ese día dentro de la residencia Nuevo Amanecer, de la Galería de Chinchiná.
En primera instancia, el Juzgado Primero de ese municipio lo absolvió, pues consideró que había dudas razonables que, en estos casos, se resuelven a favor del sindicado.
Valbuena Osorio alcanzó a estar detenido durante 14 meses, tras su captura el 28 de febrero del 2015 en el barrio El Dorado, de Pereira. A principios del 2016 lo dejaron libre. Ayer, durante la lectura del fallo, no paró de mover sus piernas y agarrarse la cabeza, sobretodo cuando la magistrada indicó que era culpable. Lo recapturaron hace 15 días.
Los hechos fueron a las 10:43 de la noche en la carrera 7ª con calle 7ª, del sector de La Galería, donde queda la residencia, administrada por la víctima. El homicida le disparó seis veces.
El Tribunal sí le dio credibilidad al relato del único testigo del hecho, que había sido desacreditado por aspectos como que dijo que solo oyó dos disparos. La magistrada explicó que en un momento como esos era difícil establecer cuántos fueron realmente.
Además, identificó al agresor, pues lo tuvo de frente, antes del crimen, durante unos cuatro minutos.
El sentenciado aseguró que se dedicaba a ayudarle a su mamá en un negocio de venta de arepas de la Galería y también a ser obrero. Que el día de los hechos llegó tarde de trabajar y luego invitó a su compañera y a su suegra a comer arroz chino a ese sector, pues los otros establecimientos estaban cerrados.
Sin embargo, la compañera sentimental relató que ese lunes él llegó a la casa a las 10:00 de la mañana y se acostó. A las 9:00 de la noche salieron a comer cuatro personas y no tres.
A Valbuena Osorio lo detuvieron tres días después del homicidio con un arma de fuego (no era la usada en el asesinato), pero quedó libre porque esta no era apta para disparar. La magistrada se preguntó por qué una persona que vende arepas y se dedicaba a ser obrero tiene que andar armada.
El sentenciado se agarró de nuevo su cabeza, cruzó los dedos, se levantó de la silla y se despidió de su abogado. Mientras lo esposaban miró hacia atrás y le dijo adiós a su mamá, que durante los 37 minutos de audiencia permaneció con la cabeza gacha.
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