La Ínsula en Chinchiná (Caldas) está de luto: el agua se llevó dos vecinos

Fotos | LA PATRIA
En este lugar quedó el vehículo, de ahí no pasó porque la Chec suspendió el flujo de agua para que no siguiera y se pudiera realizar el rescate de los cuerpos.

LA PATRIA | Manizales

En la vereda La Ínsula de Chinchiná el luto es doble. Dos personas del barrio murieron en el accidente del sábado, ocurrido en la carretera que comunica con la represa de la Esmeralda, propiedad de la Central Hidroeléctrica de Caldas (Chec).
A ellos los identificaron como Fernando Arturo Hincapié, de 50 años, y Jhon Stiven Loaiza Castaño, de 15 años. Los dos iban en un campero por una carga de panela.
La Policía de Carreteras de Caldas indica que en una curva el carro perdió el control y se salió de la vía. Eran cerca de las 5:30 de la mañana. El vehículo se llevó una baranda y fue a dar a un canal que alimenta de agua el embalse.
A las 5:55 el Cuerpo de Bomberos de Chinchiná recibió una llamada de alerta sobre la emergencia en el sector de Las Palmeras. La comunidad informó que el yip verde de placas ZLA 040 se fue al canal con los dos ocupantes.

El ruido
Según personas que viven cerca del lugar de los hechos, escucharon el estruendo del carro y al conductor y a su acompañante pidiendo auxilio, pero nunca los vieron.
Cuando los bomberos llegaron al lugar tampoco vieron el campero, propiedad de Hincapié. Explicaron que debido a la presión y la velocidad del agua fue succionado por un tubo y los ocupantes fueron sacados del carro.
El yip terminó donde finaliza el tubo, ya que la Chec autorizó el cierre de la canal para evitar que el flujo de agua siguiera, mientras que los cuerpos de las otras dos personas continuaron el recorrido hasta la reja del llamado tanque de Carga.
La  y la Policía realizó el rescate después de que disminuyó el volumen del agua, pues estaba al tope por las lluvias que se produjeron en los últimos estos días. 

¿Quiénes eran?

El expolicía
Fernando Arturo Hincapié era el cuarto de cinco hermanos, padre de dos hijos. Fue policía durante ocho años, tiempo en el le tocó un enfrentamiento con la guerrilla, en el que salió herido.
Los últimos años los dedicó a la vida comercial con una tienda en la vereda La Ínsula, donde gozaba del cariño de la comunidad. En su vehículo acostumbraba cargar café y otos productos de la región.

El estudiante
Jhon Stiven Loaiza tenía 15 años y cursaba el grado cuarto en la Escuela de la vereda Ínsula. Sus familiares lo definieron como un niño de hogar, responsable y con valores cristianos. Como la mayoría de los niños soñaba con ser motociclista y con integrar una agrupación musical. Era hijo de Giselda Castaño y Raúl Loaiza.