LA PATRIA | MANZALES

“Uno esperaba que lo mataran en tropeles, porque era muy acelerado, pero nunca que fuera la mujer”, manifestó Carlos Alberto, tío de Édgar Escobar Pirazán, asesinado por su pareja.

Ella es la única que sabe por qué discutieron en la madrugada del pasado domingo. Pero, quizá, enceguecida por su furia, también ignore el motivo que la llevó a apuñalarlo en el pecho y la cabeza, mientras departían en su casa de Barrios Unidos (Manizales), celebrando el cumpleaños de ella con un día de antelación, según la familia del occiso.

La hijastra de la víctima lo llevó al Hospital Santa Sofía. La herida en la cabeza fue fatal.

Pasional

El coronel Mario Fernando Guerrero Fonseca, comandante de la Policía Metropolitana, explicó que se trata de un caso pasional. La mujer les explicó que consumían licor desde muy temprano, discutieron y aprovechó un descuido de su compañero sentimental, fue a la cocina, tomó el arma blanca y le causó dos heridas. Cuando lo vio tan mal, llamó a las autoridades y reconoció su autoría.

"El caso se nos sale de las manos, porque ocurrió en una residencia y no tiene nada qué ver con la inseguridad. No podemos llegar al límite de ubicar un policía en cada puerta. El llamado es a la cordura y a la tolerancia, más cuando se consume licor", indicó.

Le abrían las puertas

Los allegados a la víctima, de 36 años, narraron que era recurrente que la pareja, que llevaba 13 años de unión libre, peleara cada que bebía.

De hecho, cada que eso pasaba, Édgar se refugiaba en la casa de Flor María Pirazán, una tía que cumplió con él papel de mamá. Lo crió en una casa aledaña al parque del barrio San José, de Manizales. Allá se desahogaba con ella, con sus tíos y con sus siete hermanos, mientras la situación se calmaba. María Doris Pirazán, madre del Corre, apodo que la víctima tenía por correr demasiado en su moto 80, lleva cinco años en Panamá. Ayer la esperaban en el barrio San José para que despidiera para siempre a este fabricante de cocinas integrales, puertas y clósets.

Ese oficio es el mismo con el que se ha mantenido por generaciones la familia Pirazán. De Carlos Alberto, su tío, fue que Édgar lo aprendió desde los 14 años y lo ejercía, desde el 2013, en un local de la carrera 17, entre calles 26 y 27.

Según sus parientes, empezaba su trabajo desde las 10:00 de la mañana y, si le tocaba, trasnochaba. La rapidez con la que manejaba moto era contraria a la lentitud con la que laboraba, lo que le ocasionó problemas con su socio y con sus clientes. Cuando El Corre se colgaba para cumplir, no contestaba el celular, solo lo hacía cuando tenía el encargo listo, narraron sus parientes.

Alegre

A Édgar lo recordarán por su sonrisa contagiosa. Cada año conformaba equipos para adornar la cuadra en Navidad y organizar la fiesta del 31 de diciembre.

En las pasadas elecciones, consumir una cerveza fue suficiente para que lo multaran cuando transitaba en su moto por la Carrera 23, según los allegados. La víctima usaba dientes postizos, debido a que hace cinco años el carro en el que iba por el sector del Topacio se desengranó y chocó contra una vivienda. Cuentan que debido a su acelere para conducir murió con varias multas de tránsito.

A Édgar lo velaron ayer en la casa de su tía en San José. Arrepentida por lo que hizo, la mujer y presunta agresora, le manifestó a los otros dolientes que iba a ir hasta allí para despedirlo. Ellos se negaron. La presencia de esta vendedora de productos por catálogo podía exaltar los ánimos de los otros parientes y acrecentar la tragedia.

La misa de despedida será hoy, a las 11:00 de la mañana, en la Iglesia de San José. Posteriormente, lo sepultarán en el Cementerio San Esteban.

Allí estará Sebastián, el hijo de 14 años que dejó la víctima.

Las cifras

12.626 homicidios se registraron en Colombia en el 2014.

11 mil 440 de las víctimas eran hombres.

2 mil 02 asesinado con arma cortopunzante.

15 muertos por su pareja.