LA PATRIA | MANIZALES
Por defender la empresa en la que trabajaba, Fabio Nelson Ruiz Ospina sacrificó su vida. El 16 de abril pasado lo asesinaron durante un robo en la mina La Esperanza, de Marmato.
Por el hecho lograron atrapar ese día a uno de los cuatro ladrones y homicidas: William Darío Moreno Pino, quien esta semana recibió una condena de 20 años por homicidio agravado, porte ilegal de armas y hurto calificado y agravado, emitida por el Juzgado Penal del Circuito de Riosucio.
Según la narración de la Fiscalía, en esa ocasión, minutos después de las 7:00 de la mañana, cuatro hombres ingresaron a la Esperanza con armas de fuego. Intimidaron a los empleados y les indagaron por la caja fuerte y el dinero de la nómina para pago de empleados, pues en esa fecha cancelaban sueldos. Sumaban unos $250 millones.
Sin embargo, no lograron su objetivo, pues los sobres con la plata no estaban listos.
Ruiz Ospina reaccionó contra los bandidos y uno le disparó en el tórax, herida suficiente para causarle la muerte.
Los ladrones salieron del lugar y se dispersaron, lo que facilitó que otro empleado pudiese perseguir en su motocicleta a Moreno Pino, quien se notaba confundido y perdido en la ruta de escape. Lo atraparon y se lo entregaron a los policías, quienes le incautaron un celular con valiosa información para vincular a los demás coautores.
De la empresa sustrajeron un DVR de 32 canales, un disco duro y un switch de 32 puertos, mientras que a tres empleados les hurtaron billeteras, bolsos, documentos de identificación, celulares, dinero en efectivo, todo avaluado en $5 millones 500 mil.
Al detenido, de 32 años, natural de Dabeiba (Antioquia), lo llevaron audiencia y no aceptó cargos. Lo mandaron preventivamente para la cárcel. En julio, Fiscalía y defensa indicaron la voluntad de adelantar un preacuerdo, al pasar de coautor a cómplice, para recibir la máxima rebaja de pena establecida.
Además, el ente acusador cambió los delitos de homicidio simple por agravado y el hurto calificado por calificado agravado.
Según el relato, el sentenciado, que es cotero, tenía la labor de ser campanero. "Me dijeron que el trabajo mío era cruzar por el frente de la empresa y mirar que no hubiese gente uniformada o policías. Me pasaron por WhatsApp la foto de un man y me dijeron que lo buscara para pedirle trabajo en esa empresa. No entré el día del robo".
Al fallecido le dispararon con un revólver calibre 38.
10 minutos duró el robo. Se llevaron hasta el desayuno de una empleada.
Del que atrapó al sentenciado
"Estaba afuera de las oficinas cuando observé que llegaron cuatro personas forasteras, me pareció extraño y me quedé a la expectativa. Escuché un disparo, me puse más alerta, pero no quise entrar porque me dio mucho miedo. Al momentico salieron por la parte de la fundición tres tipos y después el cuarto, me fui detrás, pensé siempre lo más grave. Cogieron rumbos diferentes y cuando salieron a la carretera de atrás de la empresa, uno se dirigió hacia el atrio. Es decir, se devolvió a pasar casi por la empresa nuevamente, no debe conocer, porque si fuera así, se habría dado cuenta de que iba a salir casi al mismo lado. Luego cogió el mototaxi, lo seguí y lo atrapamos".
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