LA PATRIA/MANIZALES
Magola Echeverry, de 90 años, ha sufrido las inclemencias de la violencia. Primero, los paramilitares le asesinaron a dos hijos, Albeiro y Carlos Hernán.
Ella se repuso del golpe y siguió adelante. Estableció una fami-empresa en su finca El Cofre, de la misma vereda, con otros dos hijos. Quebrantos de salud la llevaron a ser hospitalizada el pasado jueves y ayer recibió otra trágica noticia: su hijo José Aníbal Restrepo, de 45 años, asesinó al hermano, Jaír Antonio, de 45.
Al parecer, ambos salieron a darle vuelta a un ganado, cuando vecinos escucharon disparos. José Aníbal le disparó a su familiar, con una escopeta, en dos ocasiones.
El asesino llamó a las autoridades y les informó lo que acababa de hacer. Indicó que discutió con su hermano por problemas familiares y le disparó en cabeza y espalda. También se comunicó con su hija y el yerno para contarles.
A esta hombres, nacidos en Caramanta (Antioquia), los apodaban los Narizones, muy conocidos en la zona. Se supo que víctima y victimario no se la llevaban bien desde la niñez. El fallecido era el alma de la casa, pues respondía por los hermanos.
"Todos estamos con mucho dolor, sobretodo por las circunstancias en las que se presentaron los hechos", comentó una amiga del occiso. Era alto, amante de la naturaleza, muy cuidadoso con la flora y la fauna, enfatizó una profesional adscrita a la Alcaldía de Marmato.
Fungía como asociado a la Cooperativa de Caficultores, propietario de una piscina y negocio en la vereda Cabras.
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