Jeanneth Espitia Supelano
COLPRENSA | LA PATRIA
A principios de diciembre de 2012, Jairo Díaz y algunos de sus compañeros de la institución entregaron regalos, ropa y comida a la Fundación Favidi, para niños discapacitados, en el barrio Caracolí de Ciudad Bolívar.
Allí Jairo tenía apadrinados a 20 niños y jóvenes. “Los niños le decían el padrino Jairuchis. Nunca esperamos un final tan trágico para una persona con un corazón tan noble”, aseguró Patricia Castilla, directora de la Fundación.
En medio del llanto la mujer aseguró que la pérdida es muy grande y dolorosa. “Perdimos un ángel muy grande, pues para ayudarnos él siempre daba cantaleta en cualquier lado. Acá llegaba con leche, huevos y pan, nunca con las manos vacías”, recordó la abrumada mujer.
Recuerdos
Como homenaje al patrullero Díaz, los niños de la Fundación le hicieron un mural con mensajes de bienvenida, a la espera de la pronta llegada del joven.
Sin embargo, esa expectativa no se cumplió.
Por otra parte Jairo Díaz, padre del patrullero muerto, aseguró que la versión del accidente no lo convence.
“Nunca pensé lo peor, siempre creí que lo íbamos a encontrar con vida”, aseguró el hombre, quien al tiempo exigió veracidad en la investigación sobre lo que para él es un evidente crimen.
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