Vivir para servir fue el lema de Bernardo Henao Jaramillo. El señor de los señores, para quien hacer el bien y ayudar a aliviar las necesidades de los más desprotegidos fue su misión, un apostolado que eligió como la manera de dar gracias a Dios por todo lo recibido.
Bernardo Henao falleció el pasado Viernes Santo, a la edad de 78 años. Sus funerales se llevaron a cabo de cuerpo presente, como fue su voluntad, en ceremonia paralitúrgica celebrada por el presbítero Hoover Cardona, en los Jardines de la Esperanza. El sacerdote Sigifredo Ortiz, destacó de él al hombre de conducta recta, intachable, fiel, leal y trabajador incansable, que vivió pendiente de compartir con los demás sin esperar retribución alguna.
Hace 20 años le diagnosticaron una grave enfermedad. Desde ese momento ofreció a al Altísimo su padecimiento, cada día iba a la iglesia a pedir un día más que le permitiera ayudar a sus prójimos.
Un cristiano practicante y convencido de que su deber era las obras de misericordia, fue el samaritano de muchas obras sociales, en especial Betania, a la que estuvo vinculado con su generosidad.
Su agradable temperamento lo hacía un contertulio apetecido en todos los círculos sociales. Jovial, bromista, gozaba burlándose de sí mismo haciendo gala de su inteligencia. Lector furibundo de periódicos, revistas y en especial las publicaciones relacionadas con el café, la agricultura y el agro en general.
Su rectitud y disciplina hicieron de él un hombre probo en todos los sentidos. No perdonaba la mentira, el soborno, ni la falta de ética, especialmente en el trabajo.
Durante muchos años perteneció a las juntas del Comité de Cafeteros de Caldas, y a la Cooperativa de Caficultores, donde sus ideas y consejos fueron acogidos y puestos en práctica. Siempre buscó mejorar el nivel de vida de los agricultores. Con dedicación y constancia trabajó en su finca El Peñón, convirtiéndola en una de las más admiradas y ejemplares de la región. Con orgullo conservó, y se esforzó por mejorar la raza bovina blanco-orejinegro.
Desde hace 35 años era socio activo y presidente de la junta directiva de Súper de Alimentos. Su dedicación y esfuerzo se ven hoy en la empresa orgullo de los caldenses.
Reciban un fuerte abrazo de condolencia, su esposa, Evelyn Mejía de Henao, sus hijos Felipe, Marcelo y Nicolás, su nuera, Gloria Mercedes Gómez Jaramillo, y sus nietos. También sus hermanos, María Luisa Henao de Henao e hijos, Magdalena Henao de Restrepo e hijos, Álvaro Henao Jaramillo, señora e hijos, y demás familiares y amigos, quienes pierden no solo al esposo, al padre, al abuelo, al hermano, al tío, sino al amigo del alma, el gran señor de señores que con su generosidad y rectitud enseñó que lo importante en la vida es compartir, una huella que perdurará por siempre en el corazón de todos. Que en paz descanse.
Olga Rivas de Echeverri
Foto | Cortesía | LA PATRIA
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