Foto | Cortesía | LA PATRIA
El pasado 8 de enero dejó de existir el honorable concejal de Palestina, Jorge Isaac Cardona Echeverri, hombre recto y limpio trasegar en su vida de ciudadano, y ejemplar esposo, padre, abuelo, hijo, hermano y amigo incondicional.
Consumió su vida en sus albores como trabajador de la tierra, después se entregó sin reservas al cuidado de la Granja Montelindo de la Universidad de Caldas donde muchos profesionales de este claustro tendrán que agradecerle una enseñanza suya, producto no de sus títulos universitarios, sino de su experiencia como granjero adquirida con su rigor técnico, con su responsabilidad y, sobre todo, por su amor incansable a la comunidad; y fue ese amor incansable por la comunidad, en especial de la vereda Santángueda, que pensó en instituir su empresa como un punto de encuentro donde confluían políticos, profesionales de todas las ramas, empresarios, campesinos y la comunidad en general a degustar no solo el plato típico, sino de los conocimientos , la experiencia, el tacto político o la simple amistad de don Jorge, que para sus amigos valía un potosí; porque Jorge Isaac Cardona Echeverri fue amigo de sus amigos.
Ya en el cenit de su vida, después de gozar de su pensión de jubilación lo picó el bicho de la política y se hizo concejal de Palestina desde donde ejercía control político a la administración municipal de turno, pues su honestidad y transparencia probadas en el crisol, le daban autoridad moral para ello, autoridad moral que se consolidó desde la oposición desde donde oteaba como el águila a su presa, la forma de hacer política de sus contradictores políticos.
Los más avezados políticos de la comarca lo visitaban con frecuencia para pedir su apoyo o simplemente para tener una radiografía confiable del devenir político del municipio y del departamento, pues no conocí analista político más certero que don Jorge. Su olfato político, su rectitud y su honestidad lo hicieron siempre libre y autónomo a la hora de apoyar un senador, gobernador o alcalde y los ofrecimientos de prebendas solo lograban que se levantara de la mesa de diálogo y siempre hiciera su santa voluntad.
Pero fue con Carlos Alberto Ocampo, su amigo del alma, donde llegó a probar las mieles del poder, tan efímero como su penosa enfermedad la que sería producto de su deceso prematuro, prematuro porque a pesar de sus 74 años de existencia parecía un mozalbete de 30, presto siempre a servir a su comunidad, desinteresadamente, sin pereza, sin cansancio, sin doblez, en fin, aplicando toda su esencia de ser humano desprendido y esa juventud a flor de piel, siempre la entregó a su mayor pasión, el fútbol aficionado y profesional donde llegó a convertirse en un dirigente autónomo que compartió su amistad y sus conocimientos con la alta dirigencia deportiva del país al igual que la dirigencia política de Caldas.
Su amor apasionado por su esposa, Julia, por sus hijos Jorge y Andrea, por sus nietos, hermanos, sobrinos y demás familia, siempre será recordado por todos porque su sinceridad, su rectitud, su transparencia en su obrar y en sus sentimientos serán el mejor legado que recordaremos de nuestro amigo Jorge Isaac Cardona Echeverri.
Paz en su tumba. Familia y amigos.
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