ABRAN LA PUERTA QUE LLEGÓ LA ALEGRÍA

Desde aquí se escucha este canto de los ángeles para darle la bienvenida a quien fuera entre nosotros motivo de permanente gozo.
Representó la vida con sus pasajes en gran en detalle, nos imitó a todos con gracia y alegría. Pero su mejor papel en este mundo fue haber sido SATURIA, ella fue ella y no la podemos copiar por más que quisiéramos, la esposa leal y atenta, la madre amorosa y educadora, la trabajadora y comerciante honesta, el ama de casa responsable, la abuela compresiva, la bisabuela cariñosa, la amiga indeclinable, la buena vecina, la hija agradecida, la consejera secreta.
A Saturia le cabe de sobra el título de matrona. Que bueno que ella ese título lo construyó y gozó a plenitud. Es imposible cambiar su personalidad, centro de la familia y de amistades.
Lloraba como cualquier humano, pero terminaba gozando la vida. Nos enseñó a afrontar muchas situaciones del cotidiano vivir. Sus dificultades las traducía rápidamente en motivo de gracia. Llegó a los 90 años lúcida, agradecida con la vida y en especial con Dios quien fue su gran aliado.
Claro que estamos tristes, pero sentimos una alegría inmensa al saber que ese onomástico, para el cual se le estaba preparando una recepción familiar haya sido trasladado al salón de los ángeles. Y estamos agradecidos con Dios que le ha asignado un viaje digno a la eternidad. Nuestros corazones lloran su ausencia, pero también laten agradecidos por el amor que nos brindó.
Aquí han quedado sus disfraces y alegorías, sus fotos y recuerdos. Su alegría y amor la tendremos hasta que lleguemos allá donde nos está esperando con el parrandón.
Una oración a Dios para que su alma alegre el cielo que la recibe y llene los corazones de quienes sentimos su ausencia.
Con mucho amor de tus hijos Diego Luis, Gloria Inés, Julio Ernesto, Alba Esperanza, Jairo Hernán, Yolanda Luz Pineda Cifuentes, nietos, bisnietos y demás familia.