Por una Semana Santa alternativa para niños y adultos mayores

Elizabeth R. Rojas

LA PATRIA | Manizales

Lucrecia Sánchez tiene 94 años y para salir de su casa debe hacerlo en silla de ruedas. Movilizarla, por las calles de Villamaría, le implica a Sara, su hija y cuidadora, un gran esfuerzo cada que tiene que salir con ella. El desgaste de los traslados los evitarán en la Semana Santa que comienza hoy.

La adulta mayor verá por TV los eventos anuales que recuerdan la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Lucrecia le pidió a su hija que solo la lleve a la parroquia San Judas Tadeo el Jueves Santo, día en que se conmemora la Última Cena. Es bastante piadosa y esa jornada la considera especial.

Sugerencias

Ver las trasmisiones televisivas o buscarlas a través de otros medios como Internet es una sugerencia del médico familiar Orbeth Ernesto Ramírez Orozco. Lo que hará esta familia, del municipio vecino, no está lejos de las recomendaciones del especialista.

"Llega un tiempo de festividades religiosas para el mundo católico con eventos de grandes aglomeraciones. Lo ideal es que la familia planifique qué personas van a ir a cada celebración. Los niños menores de cinco años y los adultos mayores, es mejor no llevarlos a los sitios donde puedan correr peligro", apuntó.

También expuso que los menores y los ancianos, donde hay mucha gente, tienden a perder el aire, lo que puede convertirse en problema para los padres y cuidadores. Pidió pensar primero en estas personas, pues tienen menos 'aguante' que un adulto promedio.

"Algunas parroquias tienen la ventaja de contar con una serie de alternativas para evitar la salida de adultos mayores a la calle. Dentro de su programación tienen especificada la visita domiciliaria para los ancianos. Tampoco es recomendable llevar los niños en coches o a los abuelos en sillas de ruedas, pues se genera congestión y se pierde el nivel frente al resto de población", añadió.

El médico respondió:

- ¿Qué puede afectar a los feligreses en general?

La deshidratación. Sabemos que son eventos extensos, algunos bajo un fuerte sol, y -por lo regular- la gente no tiene la precaución de llevar líquidos. Pasa que las personas en los extremos de la vida se deshidratan más fácil. Si los vamos a llevar, hay que proporcionarles bebidas con electrolitos. Hay marcas comerciales que pueden ayudarnos a recuperar lo que se pierde en el sudor.

Con la piel se deben tener cuidados especiales. Es recomendable utilizar protector solar independientemente de si está haciendo sol o no. Los rayos no dejan de pasar a través de las nubes. Ojalá puedan adquirir el producto con un factor de protección mayor a 50.

Para después de las actividades, se recomienda hacerse un aseo personal general; igual que rehidratarse. En estas aglomeraciones suelen concentrarse virus y bacterias que pueden afectar a los demás. Vale resaltar que si se tiene alguna condición respiratoria, se debe utilizar el tapaboca como barrera. Esto además de proteger, evita que los demás se enfermen. Es bastante común la aparición de la influenza, de la que continuamente se conocen nuevas cepas. Esta es una enfermedad que se acompaña de fiebre.

Por estos días suelen darse infecciones gastrointestinales, por comidas mal preparadas. Hay que estar muy pendientes de las condiciones higiénicas en las que fueron elaboradas. Conservar la cadena de frío de algunos productos es fundamental, para evitar la reproducción de microorganismos. La comida ambulante es muy delicada. Los más comunes, los enterovirus o las de corte parasitario como las producidas por la Escherichia coli, producen náuseas, vómito y diarrea.

Hay que estar muy atentos al calzado de esos días y al tipo de ropa que se vestirá. Con las sombrillas se debe tener cuidado para no lesionar a otros, igual pueden ser elementos de distracción, más si vamos con otras personas. Su uso no reemplaza el protector solar.

- A los niños y abuelos los puede afectar la falta de comida...

Ni a los niños ni a los abuelos se les puede someter a periodos de ayuno extensos. No pueden estar mucho tiempo sin comida, así estén en los actos religiosos. Sí hay que tener un respeto por los lugares sagrados y los tiempos que allí se pasa, pero con ellos se tienen que hacer excepciones. Además los adultos mayores pueden tener enfermedades de base como la diabetes, por la que un paciente no debe ayunar de manera prolongada. Hacerlo los lleva a una baja de azúcar, lo que se conoce como hipoglicemia, así pueden perder la conciencia.

- Son actividades donde no siempre se puede estar sentado, ¿eso afecta?

Permanecer mucho tiempo de pie lleva a una hipotensión ortostática (incapacidad del cuerpo para regular la presión arterial rápidamente). El fluido sanguíneo tiende a alojarse -por gravedad- en los miembros inferiores y deja el resto del cuerpo sin un tránsito adecuado. El cuerpo corrige esto perdiendo la conciencia para que la persona caiga o se horizontalice, hasta que llega la sangre al cerebro. En general, independiente de la edad, no se debe estar mucho tiempo en la misma posición.

- Hay otros riesgos...

Los velones, las velas, los inciensos, no deben estar cerca de los menores de edad ni de los adultos mayores. El riesgo de alguna lesión siempre está presente. Deben cuidarse también las personas con limitaciones.

En cuanto al observar el paso de las procesiones siempre es bueno conservar una distancia prudente, lo que evita tropezar con otros o tumbar a quienes carguen las figuras religiosas. Hay que respetar las zonas de restricción que delimitan las autoridades.

- A los niños y ancianos, ¿no hay que exigirles de más?

No. La alta exigencia a sus órganos lleva a que en algún momento se descompensen. Ya si deciden ir, deben ter precauciones para cada quien. Si el adulto mayor toma medicamentos a determinada hora, se debe cargar con los mismos y proporcionárselos. También pueden asistir solo al principio y para el final de los ritos.

Foto | Elizabeth R. Rojas | LA PATRIA

Orbeth Ernesto Ramírez Orozco.

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