Elizabeth R. Rojas
LA PATRIA | Manizales
Camila*, a sus 13 años, sufrió un desmayo en clase. Cuando su profesora Paula fue hasta el puesto de la menor de edad, en los últimos lugares de una fila, encontró a su lado un tarro de pegante amarillo, del que sus compañeros dijeron que no era la primera vez que se lo veían.
A la chica la llevaron a la enfermería y desde allí fue remitida a un centro de atención. Evaluaron sus signos vitales y le realizaron algunos exámenes, pues se encontraba muy alterada. Incluso tuvo una convulsión que agravó su cuadro médico.
La menor de edad recobró el conocimiento y reconoció que no era la primera vez que metía sacol (ver recuadro El dato) y que, junto a unos amigos del barrio, fumaba marihuana antes de irse para el colegio; también cuando terminaba la jornada académica y a veces por las noches. Añadió que esperaba que sus padres se durmieran para sacar el pegante de debajo de la cama para olerlo un poco.
El cuerpo médico y sus progenitores la sometieron a tratamiento. Querían que dejara de consumir estas sustancias y retornara a la vida escolar lo más pronto posible. Le advirtieron las consecuencias que podría tener para su vida, si continuaba con dichas actitudes.
Consecuencias
Álvaro Augusto Zuluaga, especialista en rehabilitación cardiopulmonar, advierte sobre los efectos negativos de la inhalación de sustancias como el pegante. Pidió a los padres de familia, de todos los estratos, estar muy alertas con sus hijos, ya que era una moda que se estaba popularizando en los colegios.
"La solución inhalada produce una inflamación de las mucosas dañando los epitelios (tejidos), lo que aumenta las secreciones del pulmón y una alteración de sus funciones. Sucede que los pulmones son una zona muy irrigada y las toxinas del pegante, por la sangre, llegan muy rápido al cerebro para dañarlo", puntualizó Zuluaga.
El especialista aseguró que si dichos componentes están mucho tiempo en contacto con la masa encefálica terminan perjudicando no solo el sistema nervioso central, sino también el periférico y todo lo que de el dependa. Es decir, todo el cuerpo.
"Una persona que inhale pegante puede sufrir alteraciones en la absorción de nutrientes y en la ejecución de funciones básicas, por las alteraciones bioquímicas que desarrolla por estos elementos. Hablar de un tipo de reacción es difícil, porque puede manifestarse distinto en todas las personas", añadió el profesional.
Atento
Esté atento a las siguientes señales que podrían indicarle si su hijo está inhalando pegante:
* Lenguaje lento y mal articulado.
* Ojos enrojecidos.
* Olor extraño en su aliento bucal.
* Falta de coordinación en los movimientos físicos.
* Mareos.
* Nauseas.
* Pérdida del apetito.
* Cambio de coloración en las uñas.
* Pasa mucho tiempo alejado de las actividades familiares.
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