Fanny Bernal O.
Había una vez una paloma salvaje; tenía su nido en el bosque cerrado, allí donde el asombro habita junto al escalofrío, entre los esbeltos troncos solitarios. No muy lejos, donde el humo asciende en la casa del labrador, habitaban algunas de sus parientes lejanas: dos palomas domésticas.
Un día hablaban entre ellas de la situación de los tiempos y del sustento. La paloma salvaje decía: -Soy rica e inmensamente feliz, unos días encuentro mucho alimento y otros, poco; pero siempre hay algo que comer. Hasta la fecha nunca he tenido problemas. Yo confío en la naturaleza y dejo que cada día me sorprenda con su providencia.
Las palomas domésticas levantaron un poco la cabeza y dijeron que “querían lo mejor” para su prima salvaje, y por ello le hicieron ver que en realidad era pobre, que no tenía nada y que vivía en la más absoluta inseguridad, dependiendo del día a día.
Una de ellas dijo: -Nosotras si que tenemos el porvenir asegurado junto al labriego con quien vivimos. Cuando la recolección, nos sentamos en la cumbre del tejado y vemos al labriego acarrear un saco de grano detrás de otro hasta el pajar, y entonces sabemos que hay bastantes provisiones para largo tiempo.
Esta tarde cuando la paloma salvaje volvió a su nido, pensó por primera vez que ella era pobre. Comenzó a mirarse de otro modo, con los ojos de los demás, comparó su modo de vida, y pensó que debía ser estupendo tener su sustento asegurado. Y se lamentó de su incertidumbre.
Pensó que sería mejor hacer un pequeño acopio de provisiones, que podría ocultar en algún lugar muy seguro para vivir tranquila. Desde este momento, la paloma salvaje empezó a estar preocupada por el sustento y por el porvenir, Conoció una angustia que no conocía. Y cada día conquistaba mayor inquietud.
La realidad frustraba una y otra vez su empeño de amontonar bienestar, y la paloma no volvió a estar contenta; su plumaje empezó a perder colorido y su vuelo ligereza. Todos los días conseguía su sustento, su apetito de alimento se saciaba alguna vez, pero no estaba satisfecha, seguía teniendo “hambre” No podía dejar de pensar en lo que no tenía, hasta que terminó convirtiéndose en una envidiosa de las palomas ricas.
Tomado del libro: Shimriti – “De la ignorancia a la sabiduría”, de Jorge Bucay.
Existen muchas creencias e ideas que forman parte de la cultura y del lenguaje cotidiano, muchas personas se aferran a ellas y les da dificultad abrirse a otras maneras de asumir la vida. Desde estas posturas interpretan sus comportamientos personales y los de los demás seres humanos que están a su alrededor. Son personas que juzgan el mundo de acuerdo a cómo piensan y viven; sus posturas son rígidas y son resistentes a ver las individualidades y diferencias de los otros.
En esta historia, mientras unas palomas están instaladas en “una zona de seguridad”, con confort y bienestar, sin preocuparse por su sustento, ni por la forma de conseguirlo, la otra ha desarrollado destrezas y habilidades suficientes para subsistir sin la ayuda de nadie, lo que le ha generado seguridad, independencia y confianza.
Sin embargo, llama la atención, cómo lo que ha construido durante su experiencia de vida, es desbaratado a partir de los comentarios insidiosos de las otras palomas, que sin pensar en el poder y daño de sus palabras, las usan y repiten.
Es interesante analizar el cambio de creencias en esta historia, de manera rápida se pasó de la orilla de la abundancia a la orilla de la carencia y se fueron creando problemas que antes esta paloma no tenía en su vida diaria, por el contrario su actitud era proactiva y de autocuidado, sin dependencias; sabía de sus capacidades y era feliz por ello.
Cuando alguien se deja influenciar de esta manera, demuestra su fragilidad y por lo mismo pierde su poder personal tan fácilmente, desechando sus valiosos aprendizajes, considerando que los demás viven mejor, que están satisfechos y que el miserable es él.
Estos cambios tienen muchos comienzos e implicaciones, como escuchar y pensar que solo los demás tienen la razón; dejarse perturbar y llenar la mente y el corazón de ideas erradas y falsas creencias; cambiar la creatividad por la envidia y la insatisfacción; darle cabida a la amargura y alimentar la frustración. Caben aquí algunas preguntas:
-¿Sus actitudes personales se parecen a esta historia?
-¿Usted es un ser humano débil emocionalmente?
-¿Sus cambios le han generado insatisfacción?
-¿Cómo está su confianza y su autoestima?
-¿Para no discutir, deja que otros decidan por usted?
-¿Es usted envidioso?
-¿Cree usted que tiene provisiones emocionales suficientes para sortear dificultades?
-¿Qué palomas viven mejor, para usted?.
*Psicóloga
La realidad frustraba una y otra vez su empeño de amontonar bienestar, y la paloma no volvió a estar contenta.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015