Elizabeth R. Rojas
LA PATRIA | Manizales
Campana Lucía llegó a la vida de Daisy para cambiarla. Esta última contó que, en un principio, no la quería en su hogar, pues no disponía de tiempo para brindarle la atención necesaria que requiere un cachorro. Luego la perra criolla, que iba a ser tirada a la calle antes de llegar a sus manos, se ganó su corazón.
"Era una perra muy celosa. No dejaba que nadie se me acercara. La gente no la quería mucho, pero ella era mi adoración, mi niña. Me acompañaba para todo lado", subrayó la mujer que vivía en Bogotá.
Campana sufrió de ataques epilépticos, pues no recibía suficiente oxígeno en el cerebro. Sin embargo, no fue esa la razón por la que murió. En Manizales, ella empezó a desarrollar una masa en una mama, lo que la imposibilitó, de tal modo, que no comía ni podía subir o bajar de la cama, tampoco cumplir con sus necesidades fisiológicas.
Daisy recordó que la tuvo que despedir un 3 de diciembre hace tres años, fecha en que decidió sedarla para evitarle el sufrimiento: "La mirada de ellos no se borra nunca. Es el tercer perro que me ha tocado despedir. Nidus Alberto, por una infección; y Preto Antonio, por un cáncer de próstata. El duelo es muy duro, más regresar y encontrar todas las cosas de ellos. Los que hemos perdido mascotas sabemos lo duro que es", añadió.
Ahora Daisy vive con Lola y Greta, dos gatas que conocieron a Campana. También con el Viejo, un labrador negro que recogió de la calle, al que, asegura, cuida con mucho amor y al que le trata una displasia de cadera y una sordera. "La idea es que viva sus últimos días con mucho amor", concluyó.
Sentimientos y emociones
Fanny Bernal, directora del Centro de Intervención y Aprendizaje en Duelo (Ciad) de la Funeraria La Aurora, asegura que el fallecimiento de una mascota impacta, pues los animales de compañía juegan un papel protagónico en la cotidianidad de las personas, dada la soledad en la que viven algunos seres humanos.
Bernal, que es psicóloga y docente universitaria, subraya que es necesario -ante la edad avanzada de las mascotas- hablar en casa, con adultos y niños, de las posibles decisiones que hay qué tomar en caso de una enfermedad grave o de la inminente muerte.
La especialista indicó que el deceso puede doler tanto o más que el de una persona, aunque parezca poco creíble: "Con ellas no se pelea, no hay quejas por infidelidad, maltrato o mentiras. Todos los sentimientos se tejen de forma diferente y con ellos la relación es más armónica".
Bernal apuntó que en la tarea de afrontar el duelo por la muerte de una mascota vale permitirse la expresión de emociones y sentimientos, se pueden hacer rituales de despedida, hacer un álbum con fotos y frases de familiares y personas cercanas.
"Conversar y contar lo sucedido una y otra vez es fundamental para aceptar, en primera instancia, que ha ocurrido una muerte. El apoyo psicológico es valioso, en tanto las personas que están viviendo un duelo se queden en la negación, no tengan fuerza para seguir viviendo, se aíslen de los demás, dejen de dormir o que no quieran probar alimentos", dijo.
La psicóloga recomendó no reemplazar inmediatamente la mascota. Que "es absurdo pensar que es así como se supera el dolor por la pérdida, pues un afecto no se parece a otro". Mencionó que si es un niño el que está pidiéndola y se le da, se está perdiendo una gran oportunidad de enseñar acerca del dolor, de la muerte y de la tolerancia a la frustración.
Sobre las etapas del duelo, Bernal precisó que son similares a las que se manejan cuando faltan los seres humanos: "Esta es una experiencia particular e individual. Una persona puede sentir dolor, negación, rabia, impotencia y, todas ellas, como emociones, son válidas durante los primeros días de la muerte. Las etapas del duelo no se asumen con tiempos determinados".
¿Cómo decirles?
Yesica Mariana Posada Villa, también psicóloga del Ciad, habló de las sensaciones que pueden tener los menores de edad. Puntualizó que experimentan mucha soledad, pues a veces comparten más con el animal que con los padres.
"Con ella hablan, juegan y, cuando faltan, se sienten solos. Dejan un vacío muy grande y esto puede reflejarse en la pérdida de materias, en pelear con los papás, en volverse más agresivos, etc. El proceso es parecido a cuando muere una persona", reveló.
Posada dijo que puede ser este el primer duelo al que se enfrenten los infantes. Sobre cómo darles la noticia sugirió tener en cuenta la edad para hablarles sobre el tema, pues es hasta los siete años que tienen conciencia de qué es la muerte.
"Siempre hay que hablarles con la verdad. No hay que decirles que la mascota está de paseo, con los abuelos, etc. Así van a tener la esperanza de que va a volver. Tampoco es conveniente salirles con que está en el cielo, porque si se hizo un lazo importante con esta, les va a dar rabia con Dios", advirtió Posada.
La psicóloga recomendó buscar un lugar tranquilo para darles la noticia a los pequeños, hablar de qué tanto les duele la pérdida y de qué entienden por muerte. Que no se puede pretender que no sucedió.
"Hay que recordar que el animal regaló muchas emociones, que se cuidó con amor, que cumplió un rol. En estos procesos hay que enseñarles que sentir no significa sufrir. La muerte nos enseña a que tenemos que convivir con ella, no sin ella", resaltó.
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Cuide la salud de su mascota. Vacunarla a tiempo puede evitarle enfermedades crónicas y la muerte temprana.
El adiós de los objetos
Yesica Mariana Posada Villa habló del servicio de cremación que tienen y de cómo se encargan de entregar las cenizas, se le preguntó qué tan pertinente resultaba deshacerse de las pertenencias de la mascota al momento de su partida: "Depende de cuán preparada esté la persona para hacerlo. Para unos casos sirve, para otros no".
Sobre el Ciad
El Centro de Intervención y Aprendizaje en Duelo (Ciad), de la Funeraria La Aurora, nació hace 15 años como un proyecto de Fanny Bernal con la Universidad de Manizales, institución en la que está creada la cátedra del duelo.
"En La Aurora me aprobaron el proyecto, que este noviembre cumple seis años de fundado. Este utiliza el apoyo de practicantes de la Escuela de Psicología de la Universidad. Un vez al mes se lleva a cabo un taller donde se invita a todas las personas que quieran asistir. Se tiene el grupo Tejer y Sanar, que lleva dos años. Allí las mujeres conversan, leen, lloran, ríen, etc, como espacio de apoyo emocional", resaltó.
Foto | Cortesía | LA PATRIA
Campana Lucía, protagonista de la historia, faltó a los 21 años.
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