Vanessa Sánchez
LA PATRIA | Manizales
Catalina no para de besar a Martín. Lo besa en la frente, en los ojos, en los pómulos y en la boca. El pequeño de 3 años le responde con gusto. Es su manera de corresponder al amor que se tienen. Esta práctica seguro la ha tenido o ha visto a otras familias hacerla.
Sin embargo, esta muestra de cariño a veces conlleva daños para la salud física y emocional de los niños. Los 'piquitos' a los menores resultan en el plano físico muy poco higiénicos, de acuerdo con el pediatra y experto en crianza Luis Carlos Ochoa. Las gotas de saliva pueden trasmitir infecciones, desde la gripa hasta la mononucleosis, un virus que produce amigdalitis, fiebre y debilidad general.
“Aunque los besos parezcan inofensivos pueden perjudicar la salud del pequeño. Con un simple estornudo, un ataque de tos o un ligero contacto con la saliva de una persona infectada con el virus Epstein-Barr es suficiente para que el niño la adquiera”.
Ochoa agrega que son los papás los que inician este hábito, pues no es una necesidad del niño. Aconseja enseñarle que los besos en esa zona deben ser exclusivos entre papá y mamá. “Solo por tema de asepsia se deben restringir. Si el niño atraviesa por una etapa de defensas bajas lo puede perjudicar”, aclara.
Lo confunde
Las implicaciones psicológicas de esta práctica son más complejas de lo que se cree. En apariencia este acto le gusta al menor, porque el contacto con los labios le recuerda el agradable momento de la lactancia materna, según Ochoa.
Pero cuando el niño crece y se compara con la sociedad se da cuenta de que los besos en la boca son habituales entre las parejas amorosas. Por lo tanto, podría confundirse en relación a su rol y conviene poner fin a esta costumbre con cariño e inteligencia.
¿Tienen connotación sexual?
La psicóloga infantil Marcela Llano, de la Universidad Nacional, asegura que aunque para la mayoría de los padres darles besos en la boca a sus hijos no tiene una connotación sexual, los pequeños pueden confundirse, debido a que transitan la etapa oral, es decir, tienen sus sentidos centrados en la boca y por eso quieren que los besen.
“Si papá y mamá los besan quiere decir que cualquier otra persona podrá hacerlo. En el peor de los casos se pueden presentar casos de abuso sexual. El amor entre padres e hijos puede manifestarse por medio de otros actos distintos al beso en la boca”, anota.
Es importante que los menores tengan claro cuáles son los límites, qué partes de sus cuerpos tienen que proteger y hasta dónde es correcto que otro adulto los acaricie. Llano manifiesta que hay que explicarles que estas muestras no pueden recibirlas de otros adultos. Tampoco es algo que pueden hacer con sus pares (como los compañeros del jardín), pues otros padres pueden ofenderse ante dichas conductas.
Asimismo, es posible que quieran besar para marcar territorio, a raíz de que los niños copian las costumbres de los adultos en la lucha por imponerse como "novio de mamá" o "novia de papá".
¿Hay una edad límite?
Los papás consideran que antes de los tres años tienen el poder de besar a los niños porque están habilitados para hacerlo, ya que en teoría los menores no dimensionan el alcance de la práctica.
Agrega que se enteran al crecer y buscan ponerle fin a la costumbre. “Muchas veces el 'piquito' los apena y solo lo mantienen en la intimidad. Frente a los amigos ya no quieren hacerlo”, cuenta Llano.
Añade que lo recomendable es que los padres no insistan en dárselos. “Si fue natural la llegada, lo mismo pasa con la partida”, agrega.
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