No podían faltar las expresiones de respaldo para sus ex funcionarios, entre ellos, Andrés Felipe Arias, y claro, una manifestación de solidaridad con Angelino Garzón, para quien reclamó respeto por su estado de salud y la necesidad de que se le deje recuperar.
Este es libro que contiene las memorias del expresidente Álvari Uribe Vélez
Además, habló de algunas de las diferencias que tiene con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos.
“Si Andrés Felipe Arias hubiera actuado de mala fe, no habría mandado esa carta (de agradecimiento por el respaldo a su campaña política). No creo que se pueda adelantar semejante persecución política… es muy importante que la Fiscalía haga una reflexión”, dijo Uribe refiriéndose a Arias, quien por estos días comparece ante la Corte Suprema de Justicia por el caso de Agro Ingreso Seguro.
“Él tiene una enfermedad..., la superará, y el país debe apoyarlo con todo cariño”, dijo refiriéndose al caso de Angelino Garzón, en un claro reproche a la manera como se ha venido manejando el tema.
Otro de los aspectos a los que hizo referencia el ex mandatario fue la posibilidad de que los integrantes de la guerrilla puedan llegar a puestos públicos o ser elegidos para los mismos.
“No podemos alterar las condiciones de elegibilidad de la Constitución de 1991”, dijo Uribe, y agregó que este tema es precisamente una de las razones que lo distancian del actual Gobierno.
Pero las consideraciones en este tema no se quedaron ahí, pues manifestó que “no puede confundirse la oposición con el terrorismo”.
“La oposición era el Polo Democrático, lo mismo que intelectuales de izquierda… y todos tenían todas las garantías…”, señaló Uribe y enfatizó que “nunca le dimos alcance de oposición al terrorismo”.
Cerca de las 9:30 de la mañana, y con la presencia de personalidades como el Gerente General del Banco de la República, José Darío Uribe, el ex ministro Fabio Valencia Cossio, entre otras, arrancó el conversatorio en el cual el ex vicepresidente Francisco Santos Calderón ofició como presentador del evento que se cumplió en el Centro Cultural Gabriel García Márquez, a pocas cuadras de la Casa de Nariño, casa de Uribe por ocho años.
“No sé si este es un evento social o político”, se preguntó Santos Calderón al instalar, y de inmediato, entre sonrisas, corrigió su postura y dijo poder asegurar que “nada de lo que hace el ex presidente Uribe deja de ser político”.
La relación con su padre, Alberto Uribe Sierra, y la firmeza como lo formó; lo mismo que la relación con su madre, de quien dijo fue la mejor bachiller de 1950, hacen parte de este compendio de recuerdos y anécdotas que enmarcan lo que ha sido Álvaro Uribe Vélez.
Seis partes conforman ‘No hay causa perdida’, cada una en su orden son tituladas como: Amor, Coraje, Constancia, Confianza, Responsabilidad y Lealtad. Palabras que para el autor podrían ser interpretadas como un manual a la hora de sumir una forma de vida.
“Una cosa es la tristeza, otra el odio. Con odio no se puede aspirar a la vida política”, señaló el ex mandatario al decir que nunca sus acciones como político las dirigió el sentimiento que en él causó el asesinato de su padre por parte de las Farc. De esta manera dijo Uribe, ha respondido la recurrente pregunta acerca de si el homicidio de su padre por parte de la guerrilla influyó en la rudeza con que enfrentó la subversión.
Los momentos más duros, por tristes o alegres, de su vida política, como el asesinado a mano de las Farc de Guillermo Gaviria Correa y Gilberto Echeverri Mejía, y claro, la ‘Operación Jaque’ en la que fueron liberados Íngrid Betancourt y los tres ciudadanos estadounidenses, además de varios militares, hacen parte de estas 335 páginas.
No podían faltar las que para unos fueron audacias de su gobierno, y para otros las razones que afectaron las relaciones con los países vecinos. En ese sentido habla de la ‘Operación Fénix’, que terminó con la vida de ‘Raúl Reyes’, integrante del ‘Secretariado’ de las Farc, abatido en territorio Ecuatoriano; lo mismo que la captura, en Venezuela, de Rodrigo Granda, conocido como el canciller de las Farc, y quien hoy hace parte de la mesa de diálogos de esa guerrilla en Cuba y Noruega.
“Las tropas están listas, señor Presidente / Procedan bajo mi responsabilidad”, así arranca el libro de quien es amado por muchos y odiado por otros tantos. Y cierra su historia con una frase dedicada a los colombianos más jóvenes: “espero que nuestra historia les sirva como prueba de que cualquier situación, sin importar cuán sombría pueda parecer, puede abordarse”.
Un aspecto que llamó fuertemente la atención durante el lanzamiento de la obra fue la soledad que reinó en el auditorio, que muy seguramente en otra época hubiera estado colmado no sólo de amigos, conocidos y medios de comunicación (que no faltaron), sino de curiosos y ‘lagartos’; quizás así lo buscó la organización.
Lo que sí se mantiene, sin mayor cambio, es la fuerte guardia que rodea a Uribe y las drásticas medidas de seguridad para acceder a él, lo cual haría pensar a cualquier distraído que él es aún el Primer Mandatario de Colombia.
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