Desde 1942 los bogotanos, liderados por el entonces alcalde Carlos Sanz de Santamaría, empezaron a hablar de la posibilidad de tener un metro que agilizara el transporte de la capital colombiana, pero solo después de casi ocho décadas ese sueño empieza a concretarse. La semana pasada la construcción de la primera línea fue adjudicada al consorcio Apca Transmimetro, conformado por China Harbour Engineering Company Limited y Xi’An Rail Transportation Group Company Limited, el cual deberá empezar obras en abril del 2020. El metro debe comenzar a funcionar en el 2025, y será una concesión de operación por 20 años.
La idea que se va a concretar es la de tener una línea elevada de 23,9 kilómetros que arrancará desde el sur, en el sector de Bosa, seguirá por la Avenida de Las Américas y, posteriormente, irá por la Avenida Caracas hasta la Calle 72, después de pasar por 16 estaciones. Esta línea estaría integrada a las troncales de Transmilenio. En todo el proyecto se invertirán cerca de $22 billones, de los cuales el Gobierno Nacional aporta el 70% provenientes de vigencias futuras a 30 años. El restante 30% lo aportará el Distrito Capital. Para garantizar tales participaciones económicas en el presente se tendrá el respaldo financiero del Banco Mundial (BM), el Banco Europeo de Inversiones y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Aunque el BM sancionó en el pasado, por prácticas fraudulentas, al holding China Communications Construction Company Ltda., que es filial de China Harbour Engineering Company Limited, esta vez no hubo reparos. Se destaca su presencia en cerca de 80 países, en los que desarrolla proyectos de infraestructura, ingeniería naval, dragado y recuperación, carreteras y puentes, ferrocarriles, aeropuertos y montaje de equipos. Así que experiencia y músculo financiero es lo que tiene, pero hay que estar muy vigilantes acerca de la velocidad y eficacia en el momento de ejecutar las obras. Tiene que haber una muy seria interventoría, después de tanta espera sería intolerable que aparezcan dilaciones o sobrecostos injustificados.
Algo importante de esta adjudicación es que las relaciones con China serán más cercanas y dinámicas, con la posibilidad de impulsar numerosos negocios en diferentes áreas que le sirvan a Colombia para poner a funcionar de mejor manera su economía. Otro asunto bastante positivo y con gran impacto en el medioambiente es que este nuevo medio de transporte será 100% eléctrico. Se calcula una reducción anual de gases efecto invernadero cercana a las 61 mil toneladas de CO2. En la medida en que en el futuro el metro pueda tener más líneas de estas características el transporte en la capital colombiana será más amigable con el medioambiente.
Ya era justo que Bogotá, como la mayoría de ciudades capitales y otras ciudades grandes de América Latina, contara con un metro como medio de transporte. Por eso, consideramos que no es oportuno mantenerse en la discusión inane de si esta línea debió hacerse elevada o subterránea, sino que debe seguirse hacia adelante, sin interrupciones, y garantizando que las obras sean de la mejor calidad. Más adelante habrá que construir nuevas líneas y habrá la oportunidad de analizar con mayor claridad las características técnicas que deban tener. Por ahora habrá que cargarse de paciencia para soportar las congestiones vehiculares por cuenta de los cierres de algunas vías mientras se ejecutan las obras del metro en los próximos años, pero más importante es que por fin Bogotá tendrá el metro que necesita.
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