Ha ganado fuerza ante la opinión pública el supuesto caso en el que un profesional de la salud de Caldas se saltó la fila para lograr ser vacunado antes de lo previsto. Su defensa es que, debido a que otros que estaban adelante en la lista no aceptaron ser vacunados, fue llamado a ocupar ese lugar, algo que está previsto en los protocolos en estos casos para evitar que las vacunas se pierdan, ya que una vez descongeladas su uso pierde vigencia en cuestión de horas.
Si no fue así y realmente se coló en la fila sería una situación claramente irregular que debe ser castigada severamente. Como también debe ocurrir de comprobarse el mal manejo dado a la vacunación a personal del Hospital Santa Sofía que no estaba priorizado; las investigaciones lo dirán. No podemos, de ninguna manera, repetir lo que está pasando en Argentina o Perú, con lo que se ha llamado el Vacunagate. Ahora bien, mientras se hacen las investigaciones y se establece con claridad la verdad de lo ocurrido, no hay lugar a que se hagan señalamientos temerarios, que podrían tener solo motivaciones politiqueras o interés por desestabilizar.
Sin duda alguna, bajo el actual esquema, debe ser un imperativo respetar la fila y manejar de manera muy responsable cada vacuna. No hacerlo es jugar con la salud y la vida de otros seres humanos que cumplen con los requisitos para una priorización. Ciertamente, estas situaciones son efecto del suministro a cuenta gotas del biológico a nuestro país, donde en cerca de dos semanas solo han llegado unas 292 mil dosis y se ha aplicado apenas una sexta parte de esa cantidad. Se requiere una mejor coordinación para que fluya con mayor celeridad todo este proceso, en el que desde luego se tienen que realizar algunos trámites administrativos que pueden resultar engorrosos.
Lo mejor sería que se les facilite a particulares que compren las vacunas, y que muchas empresas pudieran adquirirlas para vacunar a sus empleados y así normalizar las actividades. En muchos casos asumir ese costo sería menor para el sector productivo que seguir trabajando a media marcha, con limitaciones diversas que implican desperdicio de sus capacidades instaladas. Inclusive, para las EPS sería una mejor inversión comprar vacunas y aplicarlas a sus afiliados, que seguir haciendo pruebas masivas para la detección de la covid-19, que son mucho más costosas y en gran cantidad inoficiosas.
Ahora bien, para que este escenario sea posible, se requiere que las farmacéuticas amplíen su ritmo de producción, porque como vamos necesitaríamos varios años para poder inocular a todos los habitantes del planeta y lograr la ansiada inmunidad de rebaño. Eso implica compartir conocimientos y habilidades, e inclusive anteponer criterios humanitarios frente a intereses económicos, y también que las grandes potencias no sigan acaparando estos biológicos de los que ya tienen cerca de mil millones de dosis extra.
Debe lograrse pronto que se pueda ampliar la oferta, para que haya vacunas suficientes para todos. De esa manera también se evitaría el problema inmoral de los colados y se pondría en marcha con mayor celeridad la reactivación de todos los aparatos productivos para recuperar la menguada economía.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015