Mucho se ha intentado que las personas que disfrutan sanamente del fútbol puedan seguir asistiendo a los estadios sin tener que exponer su integridad y hasta su vida. Antes era común ver familias enteras en las graderías, acompañando a sus equipos, pero hoy solo quienes piensan que la violencia en los estadios no les tocará a ellos, se aventuran a seguir asistiendo. A comienzos de esta semana la Procuraduría General de la Nación lideró la audiencia "La violencia en el fútbol no aguanta más", en la que surgieron nuevas promesas.
Participaron autoridades nacionales y municipales, directivos del fútbol, gerentes de equipos profesionales, líderes de las barras y periodistas, quienes hicieron un balance del Plan decenal para la seguridad, comodidad y convivencia en el fútbol 2014–2024, que lidera el Ministerio del Interior. Se concluyó que, pasados cerca de tres años de estar en marcha, es muy poco lo que se ha avanzado y se requieren medidas más serias y consistentes para que no continúe la violencia.
La Procuraduría prometió una comisión para vigilar el cumplimiento del Plan decenal. Esperamos que en eso se dé prioridad a las garantías de seguridad en los estadios. No obstante, según estadísticas de la Policía del 2011 al 2017 un total de 89 jóvenes han muerto asesinados fuera de los escenarios, por el único hecho de portar la camiseta de un equipo. Por eso, se requiere una estrategia que lleve tranquilidad a los aficionados sin importar sus preferencias de equipo. De acuerdo con la Dimayor en ciudades como Barranquilla, Cali, Medellín y Manizales hay una percepción del 75% de lo peligroso que es ir a los estadios. A propósito de esto, no se puede permitir que a la capital caldense la dejen por fuera del proyecto piloto.
Un asunto que no avanza a buen ritmo es la carnetización de los hinchas, lo cual debería estar superado. Si no se ejecuta no habrá manera de controlar los desmanes de las barras, y menos identificar a quienes protagonizan los desórdenes. La Dimayor asegura que carnetizará a cerca de un millón de hinchas en el país y que para los cuadrangulares finales de este año no se podrá ingresar a los estadios sin dicha identificación. Esperamos que ese proyecto esté funcionando a la perfección en todo el país a comienzos del torneo del 2018.
Sin embargo, esto podría servir muy poco si no se avanza en la instalación de cámaras de identificación facial y tecnología biométrica en los estadios, como se comprometió el Gobierno Nacional desde el 2012. El exministro del Interior Juan Fernando Cristo había dicho que para septiembre de este año ese asunto estaría resuelto, pero todo indica que no será así. Urge que el Plan decenal se ponga al día y se cuente con todas las condiciones que prevengan la violencia alrededor del fútbol, y además que se tengan herramientas para castigar como debe ser a quienes se excedan. Hoy, las sanciones son una verdadera burla y se termina fomentando el desorden.
Un buen comienzo en este sentido es que jóvenes de 19 barras de todo el país hayan acordado esta semana en Medellín unirse para trabajar con el objetivo de mejorar la convivencia y fortalecer el barrismo social, con el apoyo de las autoridades. Ahora bien, el principal compromiso tiene que ser expulsar a quienes resulten sancionados y garantizar que las familias pierdan el temor a volver a los estadios. No pueden seguir siendo sombrillas de delincuentes de toda clase, que no solo agreden a otros, sino que trafican con boletas o venden drogas en medio del espectáculo.
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