24 Espacios Territoriales de Reincorporación y Capacitación (ETRC), que tenían plazo fijo para albergar a los excombatientes de la guerrilla de las Farc que se acogieron al proceso de paz, encontraron una oportunidad para prolongarse como territorios en los municipios en los que se encuentran afincados. El Gobierno Nacional anunció que estos lugares se convertirán en veredas o corregimientos para darles fortaleza jurídica y permitir que las familias que allí viven y desarrollan sus proyectos productivos puedan seguir acoplándose en paz a la sociedad. Varias de estas zonas son ejemplo de trabajo en comunidad y de esperanza de que las cosas pueden cambiar para bien en nuestro país.
Esta decisión es coherente con lo dicho en varias oportunidades por el presidente, Iván Duque, de que se acogerá y se apoyará a quienes asuman el compromiso de respetar la legalidad. Además, coincide con el querer de la comunidad internacional que ha acompañado el proceso de paz y acaba con la incertidumbre que hasta ahora pesó contra estas zonas y sus habitantes. Lo clave aquí es entender que el proceso de reconciliación con las Farc es inatajable, a pesar de los enemigos que tiene, desde el establecimiento y desde la misma agrupación guerrillera, con aquellos que decidieron volver a la clandestinidad. Pesa más el compromiso de los que defienden el proceso, un avance como sociedad.
Ahora bien, el anuncio del Gobierno viene acompañado de la promesa de que en los próximos meses se harán las inversiones necesarias para dotar con la infraestructura requerida estos lugares, para que de esta manera se conviertan en zonas incorporadas a los territorios. Para ello, también se habló de la necesidad de trasladar algunas zonas que pueden ser más complejas de atender por su ubicación. Ojalá esto se defina pronto y se ponga el Gobierno manos a la obra. El problema de Colombia durante estos 200 años de republicanismo es que hay mucho territorio y poco Estado, lo que ha provocado tantas veces que el desarrollo se concentre apenas en unas regiones y no en otras igualmente importantes. Es el momento de que lo rural, lo veredal reciba la importancia que se merece, y no solo en los ETRC, sino en todas las zonas en donde nuestros campesinos insisten en la paz.
Queda pues claro que este Gobierno respetará los acuerdos, a pesar de las frases destempladas que cada rato lanzan miembros de su partido político en contra de los logros alcanzados hasta ahora. Es evidente que falta mucho camino por recorrer para alcanzar la paz en nuestro país y son notorios y tristes los hechos que lo confirman cada día, pero esto no puede ser un obstáculo para consolidar los logros que se han alcanzado hasta el momento y apuntarle a metas más ambiciosas de convivencia pacífica y reinserción a la vida productiva de tantos exguerrilleros.
Esta semana decía el escritor William Ospina en la Feria del Libro de Manizales que en Colombia no había procesos de paz, sino cada tanto de desmovilizaciones de hombres armados. Eso es cierto. Lo importante es que se respeten los acuerdos, se cumplan los compromisos de las partes, se promueva el desarrollo y se brinden oportunidades a quienes deciden jugársela por la paz. Esperemos que esta vez se cumpla y que este sea un paso importante para consolidar los acuerdos.
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