Solidaridad frente al coronavirus

La situación actual, con la emergencia del coronavirus, tiene una complejidad especial: el necesario contraste entre la urgencia individual de no ser víctima de la pandemia y entender que lo fundamental es alejar del riesgo a toda la sociedad. En ese conflicto hay caminos que pueden conducir a la paranoia y el miedo que son, sin duda, los peores consejeros. También está la posibilidad de salir juntos “codo a codo”, como dice la nueva canción del autor uruguayo Jorge Drexler (quien tiene vínculos familiares con Manizales) a raíz de la cancelación de su concierto en Costa Rica por las restricciones del Covid-19.
 Ante el natural estrés y la normal preocupación generada por una situación como la actual, surgidos de las cifras crecientes de contagio de la enfermedad en todos los rincones del planeta, y cuando las estadísticas empiezan a incrementarse exponencialmente en Colombia, obligando a medidas extremas como el toque el toque de queda permanente de este fin de semana o la cuarentena nacional obligada que irá hasta el 13 de abril, la tendencia de cada individuo de buscar su protección y la de los suyos, surge como prioridad, muchas veces alejándolo de la conciencia de que a los demás también les urge cumplir con el objetivo de protección y subsistencia. La paradoja positiva ahora es que solo en la medida en que toda la sociedad tenga un mismo norte y se mueva de manera solidaria será posible superar la crisis con éxito.
 Es un asunto de responsabilidad individual pero también colectiva. En esto, la acción del Estado para tomar las medidas pertinentes, como la práctica de pruebas para detectar rápidamente posibles contagiados es fundamental. En eso nuestro país se encuentra rezagado en relación con Alemania o Corea del Sur que vienen aplicando esa estrategia como la principal para contener la contaminación. Esperamos que el centralismo sea pronto superado por la imperiosa necesidad de avanzar más rápido en los diagnósticos y medidas de control en el que las pugnas por el poder sean superadas, y haya una actitud humilde y solidaria predominante, orientada sobre todos a proteger a los más vulnerables, quienes a la vez pueden ser vehículos de contagio más difíciles de controlar si no se actúa con cordura.
 A partir de una visión global del problema debe preocuparnos lo ocurrido en países que sufren de gran debilidad institucional, en buena medida por las guerras que los han afectado y por las preocupantes condiciones de pobreza que hacen imposible una reacción fuerte ante la amenaza. La visión en este sentido, desde las Naciones Unidas, debe ser la de un llamado a la solidaridad internacional, con herramientas de cooperación y movilización de las grandes potencias para mitigar los efectos de la crisis en esos lugares del mundo. Colombia no puede sentirse ajena a esta circunstancia, ya que el conflicto armado de décadas que hemos sufrido ubica a varias de nuestras subregiones en un estado especial de vulnerabilidad, a lo que se suma el ser receptores de cerca de dos millones de refugiados venezolanos.
 Desde el punto de vista de los dirigentes del país, es el momento de acompañar las medidas adoptadas por el Gobierno Nacional para frenar la expansión del virus y empezar a remar, por fin para el mismo lado. En ese sentido los acuerdos logrados entre el presidente Iván Duque y la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, son positivos y envían mensajes acertados a la sociedad colombiana. El bien común es el principal valor hoy, por encima de visiones políticas o percepciones de la realidad; más que la crítica lo que debe predominar ahora es el ánimo de entendimiento y las sinergias. Desde luego, esto exige un claro liderazgo desde la Casa de Nariño que podría ser reforzado para lograr mejores resultados en esta coyuntura.
 En momentos como el actual puede aflorar lo mejor o lo peor del ser humano, y el gran desafío actual es ser precisamente eso, humanos; entender, por ejemplo, que el aprovisionamiento de alimentos debe alcanzar para todos, que las atenciones en salud no deben tener privilegios, que quienes pueden aportar más a las soluciones también deben hacerlo. Si logramos eso, al final, habremos ganado mucho como sociedad.