Significado de la visita papal

Empieza a sentirse cómo sube la temperatura por el arribo el próximo miércoles a Colombia del papa Francisco. Será la tercera visita de un sumo pontífice de la Iglesia Católica a nuestro país, después de que en 1968 lo hizo Pablo VI y en 1986 Juan Pablo II, quien incluso pisó territorio caldense, en Chinchiná. Esas visitas sirvieron para traer mensajes de esperanza, de comprensión y de paz, y esta vez no será la excepción. Por el contrario, al ser el primer papa latinoamericano Francisco es un ser más cercano, que en un idioma español sin filtros le hablará al pueblo colombiano de la nueva vida que debemos construir con base en la misericordia.
De hecho, ya envió un mensaje a los colombianos en el que hace un claro llamado a celebrar la vida y a reconciliarnos. Como líder espiritual, durante su paso por Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena, Francisco se concentrará en sensibilizarnos acerca de la oportunidad de seguir el ejemplo de Jesús. La verdad es que la coyuntura que vive el país es especial para recibir las bendiciones del más alto jerarca católico que, indiscutiblemente, tiene amplias mayorías de adeptos en Colombia, aunque el mensaje de amor que trae es extensible a quienes profesan otras religiones.
Se han dado críticas acerca de los costos de la visita de Francisco, pero también se ha exagerado en algunos sectores que preferirían que no viniera. Se habla de cerca de $28 mil millones durante los cuatro días que el pontífice estará en Colombia, y puede ser cierto que se alcance esa cifra, parte de la cual será aportada por los fieles católicos que donan en las parroquias con ese objetivo y cuyo manejo lo hará el episcopado colombiano. Además, hay que tener en cuenta que no se trata de la visita de un Jefe de Estado cualquiera, el representante del Vaticano congrega cientos de miles de personas en un solo lugar, como ocurrirá en el Parque Simón Bolívar de Bogotá el próximo jueves, donde se calcula que 800 mil personas lo acompañarán.
La presencia de Su Santidad en Colombia también representa un dinamismo económico especial a su alrededor, por lo que podría darse un retorno superior a lo invertido, si es que quiere verse el asunto desde esa perspectiva, lo cual no debería ser fundamental. De hecho, a Colombia llegarán miles de turistas de América Latina, con el único propósito de tener contacto con Francisco; los hoteles estarán llenos, y los restaurantes y comercios sentirán un impacto positivo en sus cajas registradoras. Así que los beneficios para el país serán de todo tipo, teniendo en cuenta que los efectos espirituales serán mayúsculos. El papa, como gran inspirador de comprensión y amor al prójimo, debe llevarnos a creer más en la reconciliación y el perdón.
Desde sectores radicales se ha querido estigmatizar la visita de Francisco como un acto político. Algunos piensan que su llegada poco después del lanzamiento del partido de las Farc significaría su apoyo a la tendencias ideológica que buscan representar los exguerrilleros, y para sustentarlo califican al pontífice de la peor manera. Eso llevó incluso a que, recientemente, el episcopado emitiera un comunicado para rechazar a supuestos fieles católicos que expresan odio hacia Francisco. También desde la izquierda radical se les dice a los trabajadores que la visita papal solo servirá para profundizar un modelo económico contra el cual luchan. Todas estas visiones son equivocadas, pues el mensaje de Francisco solo apunta al ser humano que desea tener una vida más fraterna con sus semejantes, pese a las sutiles diferencias que existas entre ellos.

El papa viene a darnos a los colombianos una mano para salir adelante, buscando que tengamos un mejor futuro, porque durante cerca de medio siglo hemos tenido que afrontar crudas violencias, y es el momento de dejarlas atrás. Su invitación a dar el primer paso tiene el significado de dejar a un lado los odios, las mentiras, los rencores y no dejarse anclar al pasado con pesimismo. El llamado será a ser optimistas, a ver el porvenir con esperanza.