En un nuevo atentado de los yihadistas en Europa, 14 personas murieron y cerca de 120 quedaron heridas el pasado jueves en Barcelona (España), cuando varios seguidores de esa causa extremista atentaron en dos puntos distintos de esta zona catalana. Entre las víctimas mortales hay tres españoles, dos italianos, una belga, una portuguesa y un estadounidense. Inclusive también murió un niño. De nuevo el luto, debido al terrorismo que viene azotando en forma violenta al Viejo Continente desde hace cerca de un lustro, se toma el ambiente en este lugar del mundo.
La manera en la que fue conducida en zig-zag, a lo largo de 600 metros, una furgoneta por el sector de Las Ramblas atropellando a su paso a decenas de personas, expuso de nuevo el modus operandi que ya los yihadistas habían usado en Niza (Francia), Londres, Berlín y Estocolmo. De hecho, pocas horas después del ataque, el Estado Islámico (EI) se atribuyó los asesinatos, y siguió con su discurso de amenazas. Las autoridades españolas se enfocan ahora en la búsqueda de cuatro personas que huyen y que habrían causado el caos en Barcelona (uno español y tres marroquíes). También el jueves, cinco terroristas fueron dados de baja en Cambrils, cuando intentaban un nuevo atentado. Otras cuatro personas que tendrían relación con los hechos fueron detenidas.
La región española en la que se atentó esta vez es donde se experimenta la más palpable radicalización del yihadismo en la península Ibérica, de acuerdo con informes de inteligencia. Por eso no es raro que se den allí los sangrientos hechos de esta semana, y ahora es fundamental estar más atento a lo que ocurra, más teniendo en cuenta que según esos mismos informes, cerca del 41% de los yihadistas en esta región son de nacionalidad española.
Frente a esta manera de actuar de estos fanáticos, lo más preocupante es que expertos señalan que los miembros de ese grupo terrorista se especializan en ataques que son fáciles de organizar, muy difíciles de evitar y muy provechosos para sus autores, por su bajo costo y alta efectividad. Dicha estrategia es conocida como la de "mil cortes", debido a que pretende debilitar poco a poco a quien consideran su enemigo, ejecutando acciones frecuentes y con alto contenido simbólico, así no sean masivas. Por ser casi imposible de neutralizar, el llamado tiene que ser a contener con resiliencia democrática a este tipo de ataques y a reaccionar con contundencia en contra de los cabecillas del EI.
Los líderes de Occidente, de quienes se espera mayor coordinación en momentos como este, deben entender que no es con medidas restrictivas indiscriminadas en contra de los musulmanes como puede controlarse algo tan delicado, porque no se puede echar en la misma bolsa a los yihadistas y a quienes viven el islamismo de manera pacífica y que son mayoría. Ese tipo de actitudes xenófobas y simplistas, por el contrario, alimentan las justificaciones que usan los yihadistas para defender sus acciones criminales.
Se trata, entonces, de dar una lucha inteligente, en la que no paguen justos por pecadores, como expresa el aforismo. Eso significa que tampoco podrá resolverse este problema de manera tan rápida como se quisiera, sino que debe pensarse en una estrategia a largo plazo pero golpeando con fuerza a los jefes terroristas. Además, hay que tomar más medidas de prevención, como estar atentos de vigilar los lugares de concentración de personas y construir cercos que no hagan posibles este tipo de atentados. Habrá que ser pacientes y resistentes, pero sin dejar de trabajar en forma coordinada para erradicar las raíces de ese fanatismo demencial.
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