Las tensiones crecen en la frontera con Venezuela tras el anuncio de Nicolás Maduro de realizar ejercicios militares en esa zona y amenazar con atacar a Colombia. A esto se suma que la Organización de Estados Americanos (OEA) haya desempolvado esta semana un documento conocido como Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), en el cual se prevé la defensa mutua entre las naciones firmantes ante ataques armados. Así las cosas, el escenario es cada vez más sensible a que las provocaciones del dictador venezolano puedan tener respuesta armada desde nuestro país, error en el que no puede caer Colombia.
Bien hace el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, al pedir que haya diálogo diplomático entre los dos países para bajar las tensiones e impedir el surgimiento de una confrontación armada. Es verdad que lo hecho por Maduro en la frontera es ofensivo, y que su hospitalidad a grupos armados ilegales como el Eln y las disidencias de las Farc va en contravía de nuestros intereses de consolidar la construcción de paz, pero por eso mismo no podemos caer en las provocaciones. Menos aún, seguir la línea de quienes reclaman una operación militar para capturar a los líderes de esos grupos en tierras venezolanas.
Nuestro país ha padecido por décadas un conflicto armado que ha derramado sangre en exceso y que ha causado mucho dolor a nuestra sociedad. Conocemos los efectos lamentables de las confrontaciones armadas y deberíamos ser conscientes de que el peor escenario para todos es permitir que este conflicto escale y se convierta en una guerra. La distancia entre las agresiones verbales y las físicas es corta, y por eso también deberían evitarse expresiones ofensivas que puedan conducir fácilmente a reacciones violentas.
Desde luego que es importante que Colombia sea acompañada en estos momentos por organismos como la OEA para tratar de neutralizar cualquier intento de Maduro de atacarnos, pero lo ideal es no tener que activar el TIAR, que nos causaría más problemas que beneficios. El gobierno del presidente Iván Duque debe actuar con gran sensatez y no ceder ante los ataques de Maduro, a quien ya conocemos por sus expresiones altisonantes y groseras. Quien ganaría más con un conflicto de este tipo sería el líder venezolano, quien encontraría justificaciones para atornillarse más en el poder.
A la vista se encuentra la celebración de la Asamblea General de la ONU en Nueva York, donde el tema venezolano volverá a estar en la agenda. Está bien elevar la presión sobre el régimen chavista con la ayuda de la comunidad internacional, para que muy pronto empiece la transición hacia la democracia, pero una cosa es llevar a Maduro hasta un límite en el que no tenga más opción que aceptar las alternativas que se le han dado para que la oposición tenga la oportunidad de llegar al Ejecutivo, en unas elecciones presidenciales anticipadas, y otra desesperarlo al punto de que opte por iniciar una guerra.
Para acabar de enrarecer el panorama de la relación entre los dos países, ayer aparecieron unas fotografías en las que el presidente interino Juan Guaidó posa al lado de dos líderes de la banda criminal colombiana Los Rastrojos, en zona de frontera. En la imagen el líder venezolano está aparentemente con la misma ropa con la que llegó a Cúcuta el 22 de febrero pasado, cuando se realizó el concierto Venezuela Live Aid en la frontera, con la presencia de reconocidos artistas internacionales y varios presidentes de América Latina. Según su vocero, Guaidó no sabía que quienes le ayudaron a pasar la frontera en aquella ocasión eran paramilitares colombianos.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015