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Manizales vivió ayer una jornada complicada, debido a la indisciplina social que nos llevó a retroceder en lo avanzado en cuanto a contención de la pandemia del coronavirus Covid-19. Resulta absurdo que después de acatar con seriedad el toque de queda en el departamento durante el fin de semana, ayer se haya volcado a las calles gran cantidad de personas en una actitud irracional que, lamentablemente, veremos reflejada próximamente en numerosos contagiados, cuando la experiencia de otros países nos ha mostrado hasta la saciedad que solo el aislamiento social, unido a una buena estrategia de detección de personas portadoras ayuda a evitar contagios y muertes por esta causa. 
Si bien pudo interpretarse que había un bache entre la medida inicial toque de queda decretada por la Gobernación de Caldas, que iba hasta las 5:00 a.m. de ayer y la orden de cuarentena de 19 días dictada por el Gobierno Nacional a partir de las cero horas de hoy, es claro que durante el fin de semana tanto el alcalde de Manizales, Carlos Mario Marín, como el gobernador Luis Carlos Velásquez decidieron extender el toque de queda hasta la medianoche de ayer, para que empatara con la orden presidencial, lo cual consideramos prudente. 
Es un gran error, que linda con el disparate, que cientos de personas se hayan desplazado ayer a toda clase de lugares de la ciudad, como si no hubiera otro momento para poder cumplir con las actividades básicas de buscar alimentos, conseguir medicinas o buscar alternativas financieras a sus créditos en los bancos. Todas estas actividades tienen habilitadas plataformas virtuales y servicios a distancia que podrían evitar salir a las calles en un momento en el que, de acuerdo a los que se ha conocido de las etapas de expansión del coronavirus, las posibilidades de contagio son mayores, porque puede haber una gran cantidad de personas sin síntomas pero que ya son portadoras del virus y que lo pueden transmitir muy fácilmente a otras personas. 
En un caso específico, decenas de personas llegaron a la sede de la Alcaldía, en donde no hay atención al público desde la semana pasada, supuestamente para reclamar mercados gratis, en una clara situación de desinformación regada como pólvora por redes sociales. En este punto es necesario hacer un doble llamado para no caer en el remolino de las noticias falsas que tantos inescrupulosos ponen a rodar de manera irresponsables. 
El primer llamado es para los ciudadanos, para que verifiquen con fuentes serias este tipo de informaciones, antes de proceder a exponerse al contagio como en el caso de ayer. Adicionalmente, las instituciones que lideran el manejo de la emergencia, deberían preocuparse más por divulgar sus determinaciones por los medios tradicionales que gozan de mayor credibilidad ante la opinión pública, y no solo limitarse a usar las redes sociales como canal exclusivo de comunicación, lo cual se presta para todo tipo de tergiversaciones. 
Lo visto ayer, no solo en Manizales, sino en varias ciudades del país, donde significativos grupos de personas se agolparon en busca de supuestas ayudas estatales es un asunto que requiere especial atención. Si bien hay que buscar alternativas para ayudar en las sobrevivencia diaria a todas aquellas personas que habitualmente viven con lo conseguido día a día, también es fundamental que haya garantía de tranquilidad y seguridad para todos, con el uso de todas las herramientas que sean necesarias para que las personas permanezcan en sus casas, como es el mandato nacional. 
Si no queremos repetir el escenario que sufren actualmente los italianos o los españoles, que en un principio del brote tomaron el problema en forma demasiado relajada, es fundamental que durante los próximos días y semanas seamos más disciplinados y responsables con el autocuidado y con la protección de nuestros familiares, especialmente de los adultos mayores, quienes corren mayores riesgos de agravarse con la enfermedad.