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Lo que más le puede servir al polémico expresidente de los Estados Unidos Donald Trump en su deseo de regresar a la Casa Blanca, la justicia de ese país parece dárselo con el reciente allanamiento de su mansión de Mar-a-Lago, en Palm Beach (Florida), por el FBI. En el 2016 le funcionó la idea de recuperar la grandeza de su país y ahora se presenta como víctima de persecuciones y salvador indiscutible del apocalipsis al que se dirigen los Estados Unidos, según él afirma.
Lo cierto del caso es que, como lo afirmaron los agentes del FBI, fue el fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland (quien fue puesto allí por Trump hace dos años) quien aprobó el allanamiento a la casa del expresidente, y ahora pide que se haga pública la orden del operativo, que calificó como legal, y que fue avalada por un tribunal federal. Garland también salió en defensa del organismo de inteligencia, criticado por la manera en que se ejecutó la orden de allanamiento, y aseguró que esas son decisiones que no se toman a la ligera.
Fue importante que el fiscal aclarara que los abogados del exmandatario republicano (2017-2021) recibieron el mismo lunes 8 de agosto una copia de la orden de registro y del inventario del FBI, y que enfatizara que nadie está por encima de la ley, refiriéndose a Trump, quien incluso reaccionó con arrogancia negándose a declarar bajo juramento en una corte de Nueva York a la que fue citado para que hiciera sus descargos por otro caso.
El magnate prefirió poner sus ataques a la justicia estadounidense en sus redes sociales y alentar insurrecciones protagonizadas por sus seguidores, al estilo de lo ocurrido el 6 de enero del año pasado. Además de afirmar que el presidente Joe Biden está detrás del operativo en su contra, ahora asegura que el expresidente Barack Obama también sustrajo documentos oficiales. Lo más preocupante es que ya hay denuncias de amenazas a la justicia, al FBI y al mismo fiscal por sus decisiones, y ya se sabe hasta dónde pueden llegar sus seguidores.
El Departamento de Justicia tiene, al parecer, evidencias de que Trump se habría llevado a su casa documentos de seguridad nacional, que nunca debieron salir de la Casa Blanca, y que evadió entregarlos durante una reunión con el FBI en junio pasado. Tras el allanamiento los agentes del FBI se habrían llevado 12 cajas con documentos que son ahora revisados.

Trump enfrenta en estos momentos tres procesos en su contra. La toma del Capitolio el 6 de enero del 2021, el presunto fraude financiero en su negocio familiar y la apropiación de documentos oficiales que han sido protagonistas esta semana. Hábilmente, para evadir responsabilidades, ha esgrimido insistente que la Quinta Enmienda de la Constitución le permite mantener el silencio como garantía de no autoincriminación. El exmandatario está aprovechando el momento para afilar su artillería en contra de sus opositores políticos, mostrándose como víctima.