El más reciente informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), evidencia que en el caso de Caldas el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) durante el 2020, se incrementó en 0,2 puntos porcentuales (de 14,3% a 14,5%), debido al deterioro de las variables de inasistencia escolar, desempleo y dificultades para el aseguramiento en salud, principalmente. Ya sabemos que en pobreza monetaria el panorama fue más crítico, aunque la recuperación en este sentido debe ser menos lenta.
En Colombia el IPM subió de 17,5% a 18,1%, en el mismo lapso. Para medirle el pulso a este importante indicador resulta clave observar lo que ocurre en otros aspectos como analfabetismo, logro educativo, rezago escolar, barreras de acceso a cuidados de primera infancia, trabajo infantil, trabajo informal, barreras de acceso a salud dada una necesidad, acceso a fuentes de agua mejorada, eliminación de excretas, material inadecuado de pisos y de paredes y hacinamiento crítico. Por fortuna, en gran parte de estos no hay mayores cambios, pero se requieren mejoras.
En Caldas, la inasistencia escolar pasó del 1,7% al 10,7%, como resultado obvio del cierre total de las instituciones educativas a causa de la pandemia de covid-19, pero también a los recurrentes problemas de acceso a internet para las clases, las cuales se tuvieron que hacer con la ayuda tecnológica. Con el regreso a las aulas en el 2021 esta es una variable que deberá mejorar, pero hay que ir mucho más allá del hecho de asistir a los colegios.
La limitación en conectividad fue una deficiencia que se expresó de manera especialmente dramática en el sector rural, y que en el caso de Caldas alcanza un 49,3% de conexión a internet de los hogares, siendo este departamento el primero en este aspecto. De todos modos, lo real es que la brecha en el acceso a Internet se amplió o se hizo evidente entre los sectores rurales y urbanos del departamento, como también ocurrió en el resto del país.
La brecha no fue solo en cobertura de internet, sino que en el IPM en general se incrementó durante el 2020. Es así como mientras en la zona urbana se tuvo una reducción del 10,4% a 8,7% entre 2019 y 2020, en el sector rural creció del 25,8% a 32,8%. Para revertir esta situación y empezar a acortar esa distancia se necesita un impacto mayor favorable en cada uno de los 15 indicadores que se tienen en cuenta en esta medición.
La lucha contra la pobreza que se desarrolló durante las décadas recientes se perdió en buena medida por cuenta de la emergencia sanitaria, y recuperar el tiempo perdido no será tarea fácil. A la par que se avanza en la reactivación económica es necesario empeñarse en lograr una mayor equidad, y establecer mecanismos y estrategias que acorten el camino hacia la derrota definitiva de la pobreza. No solamente hay que tratar de volver a la normalidad, sino que esa nueva normalidad ofrezca un panorama mucho más próspero y positivo que antes de la pandemia.
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