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El Macroproyecto San José y el cable de Los Yarumos encarnan lo que podría llamarse ineficiencia congelada. Pasan los años sin que ocurra nada con ellos, y entre tanto se incrementa la incertidumbre y se debilitan las esperanzas de que tales obras salgan adelante. Razón tienen las juntas de acción comunal y los veedores que quieren que en el Concejo se ejerza un ejercicio de control político a la Administración Municipal por lo que ocurre en la Comuna San José, donde pese a estar listas 108 viviendas desde hace meses, no se han ocupado porque trámites burocráticos tienen enredado el proyecto.
Desde la Empresa de Renovación Urbana (ERUM) se argumenta que la culpa es de Fiduprevisora, por su demora en seguir las instrucciones dadas por el Comité Fiduciario para prorrogar el contrato y hacer un cambio en las licencias para poder instalar los servicios públicos en los apartamentos. Sin embargo, este es solo un episodio de la larga novela de dilaciones y problemas que se evidencian en el Macroproyecto San José, que en los tres gobiernos que han estado al frente no ha logrado el despegue. La actual administración, que ha dicho que es un tema prioritario, sigue sin encontrar el camino para ponerlo en marcha.
También son comprensibles las preocupaciones de la gente con relación a lotes de la ERUM que, al estar abandonados se convierten en factores de inseguridad y en focos de problemas de salud pública; son válidas igualmente las inquietudes de la comunidad acerca de lo que pasará con la zona mixta, para la que también se tienen muchas ideas, pero nada concreto. Estamos en mora de ver avances reales en ese Macroproyecto, cuya ejecución podría ser un factor de dinámica económica nada despreciable y un polo de bienestar social para muchos manizaleños. Hacemos un llamado a la Administración Municipal para que lo considere realmente entre sus prioridades.
En el mismo sentido, es fundamental que haya un interés mayor en resolver el caso del cable de Los Yarumos. No es suficiente con enviar cartas a Fontur advirtiendo que en cualquier momento esa estructura puede sufrir un deterioro y tener consecuencias para el sector. Lo que hay que lograr es que, por fin, se ponga en funcionamiento como debe ser. No podemos quedarnos tranquilos, mientras pasan los meses y los años sin que una inversión que se hizo mal hecha hace más de seis años, a través del contratista Sistrac S.A. de Medellín, tenga el desenlace esperado. Para la Alcaldía debe ser prioridad exigir al Gobierno Nacional que lleguen las soluciones.
Debemos recordar que en junio del año pasado, durante una visita del presidente Juan Manuel Santos a Manizales, el mandatario aseguró que el cable aéreo de Los Yarumos “será una realidad”. Reconoció la importancia de esa obra, no solo como elemento de movilidad sino como dinamizador del turismo y de las actividades recreativas de las familias manizaleñas hacia ese agradable punto de la ciudad. En ese momento Santos aseguró que los recursos estaban listos, que solo faltaba que la Alcaldía presentara el proyecto a Fontur y que él le daba “la bendición” para que se concretara.

Después se supo que la licitación para ese proyecto tuvo demoras porque los técnicos de Fontur y de Infimanizales no querían cometer los errores en que se incurrieron en el primer proceso, pero al parecer se quedaron en eso porque todavía no hay nada concreto que lleve a pensar que el cable de Los Yarumos tendrá un final feliz. Este auténtico “elefante blanco” requiere que haya acciones decididas para que se descongele el proceso y la ineficiencia mostrada hasta ahora se transforme en una posibilidad real de que la ciudad tendrá ese importante atractivo turístico.