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En 1921 folios se encuentra el expediente del horror del Bloque Central Bolívar (BCB), de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), que terminó en una condena de ocho años para 32 postulados a Justicia y Paz, entre los que se destaca el caldense Iván Roberto Duque, alias Ernesto Báez, el mismo al que se le atribuye la creación de la Federación de las Autodefensas, lo que le permitió constituirse en el comandante político de la agrupación armada. El horror dejado por este bloque criminal se extendió por Caldas, Antioquia, Bolívar, Santander, Norte de Santander, Boyacá, Cundinamarca, Risaralda, Vichada, Meta, Caquetá, Huila, Nariño, Putumayo y Chocó.
Según el expediente, el Bloque Central Bolívar cometió en Caldas por lo menos 108 homicidios, tan solo entre el 2000 y el 2005, lo que indica que esta cifra es apenas una muestra, pues la presencia de la agrupación armada se cuenta desde antes de esa fecha en sectores muy puntuales y se extendió por lo menos por dos años más. Se debe recordar que el Frente Cacique Pipintá, que era parte del BCB, se resistió a acogerse a la Ley de Justicia y Paz y por eso apenas se desmovilizó dos años después. Así sus integrantes se quedaron por fuera de los beneficios.
Entre las víctimas del BCB identificadas en nuestro departamento se encuentran dirigentes políticos, que amenazaban con arrebatarle el poder al Partido Liberal, línea barquista, sobre todo en el occidente y el norte de Caldas, y líderes sociales que destapaban esta connivencia. De hecho sigue sin esclarecerse hasta dónde llegó la responsabilidad de la agrupación política, a pesar de la condena a su expresidente y a varios representantes a la Cámara por esa colectividad. ¿Muchos favorecidos con esa sociedad criminal siguen hoy en el poder?
Era indiscutible la influencia de Iván Roberto Duque en las Autodefensas y particularmente sobre el Cacique Pipintá. Fue aquí, en la vereda El Tambor de La Merced, en donde se propició el acercamiento con el entonces alto comisionado de Paz Luis Carlos Restrepo para lo que terminó siendo el proceso de desmovilización en Ralito (Córdoba). Siempre hemos destacado la paradoja de que aquí se inició, pero los paramilitares de esta zona se quedaron por fuera de esa opción. Algunos intentan a partir de sus declaraciones y confesiones cupo en la Justicia Especial para la Paz, mientras que Duque ya se encuentra libre, pues la condena por Justicia y Paz no puede superar los ocho años.

La barbarie en nuestro país ha tenido muchas caras. Algunas de ellas siguen vigentes, en formas de violencia que se reinventan para permanecer, todo abonado por el narcotráfico y la política corrupta. Este expediente de la barbarie nos recuerda que falta mucho por reconstruir la memoria de nuestro departamento para empezar a sanar. También sigue dando cuenta de cómo Caldas pudo ser el departamento modelo para aplicar una política de postconflicto, pero el Gobierno Nacional se negó esa oportunidad. Se olvida que la guerra estuvo presente en nuestra región con toda su barbarie. Una forma de resarcir a las buenas gentes caldenses sería tomando en cuenta que ese sufrimiento si bien no puede ser eliminado, al menos se pueda reponer con acciones que lleven a reconstruir el tejido social y dignificar a los campesinos y a las víctimas que tanto sufrieron y siguen sin ver sus derechos restablecidos.