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Manizales ha logrado avances significativos en su educación superior en los últimos tiempos, y eso le permite seguir encabezando el Índice de la Red Cómo Vamos de ciudades universitarias de Colombia (ICU), con un puntaje de 69,84 para el 2017, por encima de Medellín, Bogotá, Cali, Barranquilla, Bucaramanga, Pereira y demás urbes que participan en la medición. Ese es, sin duda, un indicador que causa orgullo y que nos confirma que se recorre el camino correcto. Son 19 puntos específicos los que se miden y su promedio ha permitido que la capital caldense repita este año en el lugar de vanguardia.
Ahora bien, en la medición del 2016 el puntaje alcanzado fue 71,09, lo que significa un leve retroceso, pese a mantenerse en el primer lugar. Eso nos lleva a pensar que hay aspectos en los que hemos bajado la guardia y en los que debemos recuperar lo perdido. Adicionalmente, nos mantenemos abajo en aspectos que requieren estrategias precisas orientadas a lograr una mejora permanente, y así no solo afianzar el liderazgo nacional, sino alcanzar un buen posicionamiento en el contexto de América Latina y el resto del mundo. Falta mucho aún para la excelencia.
Nos va muy bien en calidad de vida (94,16), con una ventaja bastante amplia sobre las demás ciudades, también en ambiente universitario (78,23) y en calidad de la educación superior (75,86), pero no nos va tan bien en empleabilidad (64,75), donde ocupamos el cuarto lugar. Eso quiere decir que actualmente Manizales logra formar muy bien en educación superior y en un medio bastante propicio para el aprendizaje a muchos jóvenes, pero la ciudad no ofrece las condiciones para que los egresados puedan desarrollarse profesionalmente en la región. 
Lograr que las personas que se gradúan de nuestras universidades hallen trabajo en la zona es un desafío que no es de poca monta, y tiene que ver mucho con la pertinencia educativa y con la dinámica económica local. Hemos visto, además, que en los últimos periodos el desempleo en la ciudad ha crecido bastante, lo que puede explicar en parte el retroceso en este indicador, pero hay condiciones estructurales más profundas que deben ser examinadas para poder encontrar las mejores soluciones.
El hecho de tener cuatro universidades certificadas como de alta calidad, y una quinta cerca de hacerlo, constituye un activo sobresaliente para la calidad de la educación ofrecida en Manizales. También lo es que la Universidad de Caldas y la Nacional estén entre los 10 mejores centros de educación superior en el país en cuanto a investigación. La misma existencia del Sistema Universitario de Manizales (Suma) y sus acciones hay que valorarlas, pero es indiscutible que tenemos que seguir mejorando en cada uno de los aspectos medidos, porque la idea es ser los mejores en Colombia y estar a la altura de los mejores en el mundo. Incluso, debería existir una ambiciosa estrategia de ciudad en cuanto al bilingüismo, que arrojaría inmensos beneficios en el mediano y largo plazo.

La ciudad puede todavía hacer mucho, a través de Campus Universitario, por ejemplo, para ser cada vez más acogida por jóvenes de todo el país que quieran realizar aquí sus estudios superiores. Que sus vivencias sean cada vez más agradables, que haya mejores facilidades para el transporte, la vivienda y la alimentación, y que en términos generales cada vez más seamos reconocidos como una ciudad de vanguardia en materia universitaria. Ojalá avancemos al punto de que incluso personas de otros países aspiren venir a capacitarse y cimentar sus proyectos de vida, de tal manera que haya un impacto positivo para la productividad de la región.