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De manera sensata fue resuelto el asunto del Estatuto Tributario de Manizales. Las críticas al texto presentado sirvieron para quitar lo innecesario e inconveniente, introducir nuevos elementos y pulir lo que se consideró pertinente por los concejales, quienes al final aprobaron de manera unánime el proyecto. Muy importante que se hayan concentrado en un solo documento diversas normas que estaban diseminadas por todas partes y que generaban confusión. También hay que destacar que desde los gremios se tenga la percepción de que se hizo un buen trabajo.

 Lo fundamental era que la norma se orientara a la reactivación económica, tan necesaria frente a las consecuencias de las medidas de restricción para contener la pandemia de covid-19. En ese sentido es importante que se haya establecido que el 37% de los comerciantes, aquellos que en los últimos meses han sufrido con mayor rigor la crisis económica, no tengan que pagar el impuesto de industria y comercio. Igualmente, hay que destacar la exoneración de predial para los predios por debajo de los 39 salarios mínimos, lo que debe ayudar a proteger los ingresos de las familias pobres.

 También es clave el plazo para pagar impuestos pendientes del año pasado hasta el 31 de octubre de este año, sin sanciones, lo mismo que los estímulos que se ofrecen desde la Administración Municipal para que muchos negocios puedan salir adelante. Este estatuto debe ser herramienta complementaria de las demás iniciativas aprobadas en las recientes sesiones ordinarias del Concejo, para que la ciudad se levante de los problemas económicos sociales y económicos que tiene. La dura realidad del crecimiento de la pobreza monetaria en Manizales (hoy en 32,4%) y del desempleo (hoy en 18,9%) tiene que ser enfrentada con determinación.

 No era pertinente que en un momento como el que estamos viviendo se incluyeran alzas en impuestos al alumbrado público o contribuciones por la ocupación y uso temporal del espacio público, correspondiente a las llamadas terrazas. Como se dice popularmente el palo no está para cucharas; en unos años tal vez sea pertinente retomar esa discusión y tratar de poner orden en ese sentido, pero fue sensato eliminar esos puntos del estatuto.

 Fue importante que se incluyera la tasa prodeporte y recreación, así como la estampilla procultura, ya que esos son sectores que han sufrido con especial rigor el golpe de las restricciones por la emergencia sanitaria. Ahora bien, al aplicarse estos mecanismos a los contratos municipales, lo que ocurrirá es que simplemente se dé una elevación de esos costos para la Administración Municipal, y que finalmente los resultados para el erario no sean los esperados. Sin embargo, el hecho de que haya una destinación específica para esos recursos puede tener efectos positivos para la ciudad, en general.

La aprobación de este estatuto es un buen ejemplo del trabajo en equipo que pueden hacer la Alcaldía y el Concejo si concentran sus acciones en lo que es realmente fundamental para el desarrollo de Manizales, a partir del necesario control político y el debate con argumentos. Esa es la actitud que hay que manejar en el seguimiento al desarrollo de todos los proyectos para la reactivación que allí fueron aprobados.