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Cuando el dólar está tan alto como ahora, que llegó a tener un valor cercano a los $3.500, quien exporta recibe divisas en un nivel tan favorable que muchos se lamentan no tener más producto para llevar a los mercados internacionales y multiplicar así las ganancias. De hecho, se sabe que actualmente hay empresas grandes que están vendiendo un 26% más que el año pasado, logrando que sus utilidades operacionales se incrementen hasta en un 85%. Para las medianas y pequeñas empresas también hay números muy positivos, aunque en niveles más bajos.
Estos datos surgieron el pasado jueves en Futurexpo, evento impulsado por Procolombia, con el apoyo de la Universidad Autónoma, la Cámara de Comercio y la Federación Nacional de Cafeteros, en el que se reunieron cerca de 200 empresarios caldenses. También se habló allí de las ventajas de llevar toda clase de productos a 60 países que están en la órbita de los 16 acuerdos comerciales que Colombia tiene con el resto del mundo, especialmente a los más cercanos, como Perú, Ecuador, Chile, Bolivia y México, que conforman grupos como la Alianza del Pacífico y la Comunidad Andina de Naciones (CAN) en los que también está nuestro país. 
Si bien en el contexto nacional durante el primer semestre del año hubo un incremento de exportaciones, Caldas parece no aprovechar el momento de buenas divisas. En lugar de crecer decrecimos durante ese periodo: entre enero y junio del 2019 exportamos 397 millones 839 mil dólares, un 6,9% inferior al nivel alcanzado en el mismo lapso del 2018. Los países de la Unión Europea se han mostrado interesados en ampliar el comercio con nuestra región, pero todavía no reaccionamos de la manera adecuada. Lo importante es que empecemos ya a hacer la tarea.
Los mismos empresarios aceptan que, si bien hay buen apoyo del Gobierno Nacional para abrirse en la búsqueda de nuevos mercados, no hay suficiente interés para dicha expansión, hay debilidades en el conocimiento de los mercados potenciales y tampoco hay suficientes ganas de avanzar en ese camino. Esa actitud es tal vez la que lleva a que el café, con el 55,6%, siga siendo nuestro principal producto de exportación, seguido de derivados del café, con el 16,5%, según datos del DANE y Procolombia. En la canasta exportadora de Caldas también aparecen los electrodomésticos, los dulces y las herramientas, pero en niveles muy bajos, que suman entre los tres apenas un 15,2%. Seguimos dependiendo mucho del café y la diversificación no alcanza los volúmenes esperados.
El sector productivo de Caldas no está aprovechando, como se debe, el buen ambiente para las exportaciones. Falta una mayor determinación para lanzarse a aprovechar las puertas que están ávidas de productos que podemos generar en nuestra región, con la seguridad de tener buenos retornos. Debemos vencer los temores y echar a caminar una estrategia decidida para conocer las necesidades de los mercados externos y ampliar nuestra variada oferta con más volúmenes de los acostumbrados. Eso no solo sería bueno para la salud financiera de las empresas, sino para la generación de empleo y el logro de mayores eficiencias de la capacidad instalada.

Está identificado que en agroalimentos, metalmecánica y prendas de vestir Caldas tiene un gran potencial exportador. De hecho, es lo que mejor se aprovecha después del café, pero podría incursionarse en otros sectores que también podrían alcanzar buenas posiciones afuera, como cítricos, aguacate hass, bebidas alcohólicas, software, autopartes y materiales de construcción, entre otros. Si tenemos en cuenta que podemos llegar de manera directa a cerca de 1.500 millones de consumidores el abanico de posibilidades es amplio, solo resta aportar la voluntad para expandirse, asumir algunos riesgos y conquistar nuevos compradores extranjeros.