Fecha Publicación - Hora

Al lado del sector cultural y del entretenimiento, el turismo ha recibido con dureza el impacto de la pandemia de covid-19. Para nuestra región, que en los años recientes venía tomando vuelo en diferentes opciones para visitantes nacionales e internacionales con interés en conocer y disfrutar la zona cafetera, ha sido un golpe económico y social significativo. El 2021 arranca con un panorama bastante gris, ya que en puentes como el actual, en el que hay la esperanza de una reactivación, la aceleración de la pandemia hace necesario tomar nuevas medidas restrictivas para la movilidad, como las cuarentenas y los toques de queda, que afectan de manera directa a esta industria.

En Caldas, mirando hacia el futuro inmediato, tenemos la posibilidad de desarrollar un turismo bioseguro, sin aglomeraciones y con repercusiones muy positivas para la economía. Para eso hay que plantear una gran estrategia durante este año. La presidenta de Fontur, Raquel Garavito, en entrevista con LA PATRIA esta semana, señaló las fortalezas que tenemos en nuestro departamento en materia de turismo de naturaleza, y de manera concreta en aviturismo. También tenemos aquí numerosos alojamientos rurales que resultan muy atractivos en coyunturas como la actual, pero en todos estos asuntos también hay debilidades que deben ser asumidas de frente y con determinación.

La manera como terminó el 2020, con una interesante dinámica en ocupación de camas y recuperación frente a los seis meses de inactividad del turismo de marzo a septiembre, nos muestran que sí es posible tener resultados positivos pese a la emergencia. Sin embargo, si por la indisciplina social y los descuidos de una minoría la pandemia se mantiene con indicadores negativos altos, habrá desconfianza frente a la posibilidad de que el sector funcione. Es necesario lograr mantener el proceso de reactivación económica, al mismo tiempo que se eviten muertes por covid-19 y una ocupación alta de las unidades de cuidados intensivos.

Un asunto clave es que se generen productos consistentes en materia de turismo natural y de aventura, y que los ya existentes se fortalezcan y promocionen más, obedeciendo a una bien montada estrategia. Hay que buscar el apoyo de instancias nacionales para aprovechar todas las fortalezas que tenemos en la región, y solucionar todos aquellos problemas en materia de servicio, como una mayor preocupación por el bilingüismo, por ejemplo. Tener sellos de bioseguridad es, igualmente, clave. También es fundamental mejorar la infraestructura que se necesita para tener opciones de calidad, así como lograr que se les dé prioridad a vías que pueden tener una mayor utilización por los turistas.

Todas estas iniciativas hay que trabajarlas de la mano de las comunidades, que son las que hacen la diferencia y aportan el valor agregado frente a otras opciones de turismo. Para muchos campesinos nuestros, bien acompañados, ofrecer servicios turísticos puede ser una gran opción de recursos, y así ayudarán a imprimirle dinámica a la economía regional. Como ciudadanos podemos aportar bastante a que este sector salga adelante, si en lugar de pensar en irnos a otras partes, que en las actuales circunstancias tendrán que esperar, visitamos los lugares que tenemos cerca y que muchas veces no valoramos lo suficiente.