El Informe de Calidad de Vida Manizales 2017, que analiza las mediciones hechas en distintos sectores sociales y económicos correspondientes al año pasado, dejan como resultado que se tienen avances en aspectos como la educación y seguridad, pero retrocesos en el empleo y los ingresos en los estratos bajos, por ejemplo. En su informe anual, Manizales Cómo Vamos dejó claro que, infortunadamente, la pobreza e indigencia tuvieron leves aumentos, lo que debe llevar a que se tomen acciones que ayuden a corregir esa tendencia.
Otro punto que debe ser atendido es el del empleo. Aunque la mayoría de los cerca de 5 mil empleos que se perdieron en la ciudad el año pasado estaban en el sector informal, no deja de ser preocupante que estén llegando menos ingresos a los hogares de los manizaleños. Eso afecta, desde luego, el consumo interno y golpea la dinámica de la economía. Hay que reconocer que lo ocurrido en este aspecto es reflejo de lo que pasa en el ámbito nacional, pero tampoco podemos cruzarnos de brazos.
También preocupa que, si bien en materia de cobertura la salud tiene un alcance de casi el cien por cien, siguen altas las cifras de mortalidad general debido a causas prevenibles. Eso reconfirma el error que se comete en ese sector de darle prioridad al enfoque curativo, en lugar de trabajar más en la promoción de la salud. Todavía queda mucho por hacer en materia de nutrición infantil y de control de la mortalidad de niños menores de 5 años, pero algo que sí vale la pena resaltar como positivo es que cayeron los niveles de embarazo adolescente, lo que podría indicar que están funcionando las campañas preventivas.
Los desafíos en medio ambiente siguen siendo vitales. Los residuos sólidos, por ejemplo, subieron a 0,85 kilos diarios por persona, lo que significa un alza del 39% con respecto a lo que pasaba en el 2003. En recuperación de esos residuos puede afirmarse que Manizales está en pañales, ya que esa cifra llega apenas al 1% del total que se produce en la ciudad. Hay vacíos en las mediciones de la calidad del aire y se mantiene muy alto el déficit en espacio público, en el que se requerirían unas 300 hectáreas con este fin para llegar a estándares internacionales.
Hay que resaltar que en educación el informe permite ver un balance satisfactorio. El índice Sintético de Calidad Educativa, que el Ministerio mide tomando en cuenta logros, progreso y ambiente escolar, creció de manera significativa. Para esto sirvió que los estudiantes de grado noveno obtuvieran mejores resultados tanto en las pruebas de matemáticas como de lenguaje, mientras los de quinto mejoraron en lenguaje. La proporción de colegios en los niveles A y A+ de la prueba Saber 11 también subió, y en inglés se dieron mejoras. También hay que reconocer que esta vez el presupuesto para educación se elevó en casi un 50%, aunque comparado con el promedio de la red de ciudades todavía es reducido.
Es positivo, así mismo, el resultado en seguridad, con cinco homicidios menos que en el 2015, y con un descenso del 46% en la última década. Infortunadamente las comunas Ciudadela del Norte y San José son las que más siguen aportando a estas estadísticas. Aún hay mucho por hacer para tratar de acercar las cifras a cero, que es el ideal de cualquier ciudad civilizada. El descenso en los hurtos a comercios y viviendas y del atraco a personas ayudó a que se tenga una mayor tranquilidad entre los manizaleños. Esto contrasta con las muertes en accidentes de tránsito que subieron en un 10%, y cuya tendencia viene en alza. Para atacar este fenómeno y mejorar la movilidad, habría que lograr una mejor convivencia de los distintos medios de transporte en las vías.
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