Ciclorruta y movilidad urbana

La idea de tener una ciclorruta bien definida en Manizales es, sin duda, loable. Los medios alternativos de transporte deben ser fomentados en las sociedades modernas, por sus efectos positivos para el medioambiente, entre otras virtudes, así que un paso como el de ensayar la ciclorruta por la Avenida Santander, desde Fundadores hasta el Batallón Ayacucho, es algo positivo para la ciudad que a primera vista tiene el respaldo ciudadano. Además, le da mayor sentido al sistema de bicicletas públicas que existe en la ciudad desde hace algunos años.

Ahora bien, una gran idea puede perder su esencia si es implementada de manera incorrecta. En el contexto de Manizales, donde las vías son en general estrechas es fundamental ser realistas y entender que tiene que haber un uso muy racional de esos espacios públicos, en los que los diferentes actores de la movilidad deben tener posibilidades muy equilibradas, con mutuo respeto, y con el ánimo de evitar conflictos que se vuelvan traumáticos. También deber ser soluciones técnicamente acertadas.

En el caso específico de la nueva ciclorruta hay aspectos que deben tenerse en cuenta, como que no se fomente con ello la creación de congestiones en el tránsito donde no las había; que la seguridad para los usuarios de la ciclorruta esté garantizada, al mismo tiempo que todos los vehículos puedan rodar sin que ello se traduzca en riesgos mayores de accidentes. Si ello llegara a ocurrir el resultado sería totalmente contrario a los propósitos con los que surge esta iniciativa.

Es innegable que no solo en Manizales, sino en todo el mundo, son utilizados cada vez más los medios de transporte alternativos como las bicicletas, los patines y las patinetas, y que la tendencia hacia el futuro es a tener cada vez más vehículos que se muevan con base en energías limpias y con mayor eficiencia del espacio. Sin embargo, no puede ignorarse que hoy el carro particular es muy utilizado y así lo seguirá siendo por mucho tiempo, y eso es algo que no puede menospreciarse.

Ahora, con las restricciones del transporte público, que debe operar ocupando solo un 35% de su capacidad, es útil darles más facilidades a transportes limpios individuales, como los que se estimulan con estas calzadas exclusivas, pero sigue siendo un imperativo para la ciudad tener un Sistema de Transporte Público Integrado que racionalice y optimice el servicio, pues en el largo plazo esa es la opción más sostenible y que mejor complementa todas las alternativas de movilidad.

En las circunstancias actuales el llamado es a que se transite con civismo, que todos (incluidos los ciclistas) respeten las normas y que todos los ciudadanos contribuyamos a una movilidad cómoda, segura y sin traumatismos. La manera en que funcione esta ciclorruta será referente clave para ver si es posible seguir avanzando con medidas similares en otros lugares de la ciudad, buscando siempre que tengamos cada vez un mejor lugar de vida para todos.