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Pocas horas después del anuncio de que el Gobierno y el Eln pactaron un cese el fuego y de hostilidades temporal, el presidente Juan Manuel Santos reveló que los jefes del Clan del Golfo se mostraron dispuestos a avanzar hacia un sometimiento masivo de sus miembros a la justicia. Los contactos iniciales se habrían dado desde mayo del 2016. Hay que recordar que la semana pasada las Fuerzas Militares y la Policía dieron de baja a Roberto Vargas, alias 'Gavilán' (quien era el segundo al mando en esa organización criminal), y que semanas antes habían caído alias 'Culo de Toro' y 'Pablito', otros dos importantes líderes de esa banda dedicada al narcotráfico, la minería ilegal y la extorsión.

Definitivamente, esta es una excelente noticia, que de concretarse podría llevar a que en poco tiempo Colombia supere todos los grandes problemas de violencia con los que infortunadamente ha tenido que cargar desde hace décadas. Hoy la realidad es que Farc es un partido político sin armas y el Eln está en tránsito de dejar la guerra, hechos que coinciden felizmente con la presencia en nuestro país del papa Francisco, quien viene justamente con un mensaje de misericordia, reconciliación y paz entre todos los colombianos, que ojalá sea acogido por todos sin permitir que otros intereses sigan siendo fuente de odios, obviamente innecesarios.

Desde luego que dicho sometimiento tiene que llevarse a cabo siguiendo los lineamientos de la justicia ordinaria, ya que es claro que el Clan del Golfo no tiene carácter político, y por tanto no puede hacerse con sus miembros ningún tipo de negociación, así ellos insistan en hacerse llamar "autodefensas gaitanistas de Colombia". En ese sentido es muy acertada la advertencia del fiscal general de la Nación, Néstor Humberto Martínez, quien describió el camino jurídico que debe seguirse para concretar la desarticulación de la banda, ya que el sometimiento colectivo no está previsto en la ley colombiana. Además, para que eso se concrete, lo primero que tendrán que hacer es dejar de delinquir, revelar sus redes de corrupción con personajes de los sectores público y privado, y posteriormente entregar sus bienes y las rutas que usan para traficar con drogas.

El hecho de que el jefe mayor de la organización criminal, Dairo Antonio Úsuga, alias 'Otoniel', haya dado la cara por primera vez en un video, para manifestar la intención de entregarse con todos sus hombres, es un indicio claro de que tal opción es firme, y que no es solo para mermar la presión asfixiante que ejercen sobre ellos las fuerzas del Estado. Contra 'Otoniel' pesan 111 órdenes de captura, solicitudes de extradición de varias cortes de los Estados Unidos, una circular roja de Interpol y una recompensa cercana a los $20 mil millones sobre su cabeza. En ese sentido hay que resaltar que la posibilidad de sometimiento se da gracias al trabajo fuerte y permanente de nuestros soldados y policías, y que esa importante labor tiene que mantenerse hasta que se concrete tal sometimiento.

 

En esto hay que ser realistas y tener presente que si bien la mayor parte de la organización podría someterse a la justicia, siempre habrá disidencias que seguirán dedicándose a la delincuencia, como ocurre en todo el mundo. Así como pasó con algunos frentes de las viejas Farc, y pasará seguramente con facciones del Eln, igual ocurriría con el Clan del Golfo. Se gana mucho desarmando la mayor parte de esos grupos y abriendo caminos para un mejor entendimiento entre los colombianos, pero el Estado tendrá que seguir persiguiendo sin pausa a quienes persistan en el crimen.