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Los docentes que fueron reconocidos la semana pasada en Caldas, pertenecientes a los 26 municipios distintos a Manizales que conforman el departamento, son ejemplo de lo que puede hacerse en la vida cotidiana de escuelas y colegios para elevar la calidad de nuestra educación primaria y secundaria. El caso de Diana Marcela Aguirre Bermúdez, escogida como la mejor docente caldense del 2019, demuestra que solo se requiere voluntad y echar a rodar la creatividad cuando se espera motivar a los jóvenes estudiantes a ser mejores. En este caso específico su trabajo con las tecnologías para que los alumnos aprendan matemáticas de manera más fácil y divertida es una muestra de lo que puede hacerse en las aulas de clase.
La mejor docente trabaja en la sede rural Chápata de la Institución Educativa El Horro, de Anserma, donde cuenta apenas con tecnologías básicas a las que les saca el mayor provecho con sus alumnos. Su especialización en administración de la informática educativa y su maestría en gestión de la tecnología educativa le han servido para actuar con originalidad en los salones de clase y obtener logros de importancia entre los estudiantes, quienes tienen además la particularidad de pertenecer a distintos grados y edades, al ser ella docente de la metodología Escuela Nueva, en la que los saberes se comparten en un mismo espacio, aunque con distintos niveles de conocimiento entre los compañeros.
Los demás docentes exaltados también desarrollan en sus espacios educativos, fórmulas creativas e innovadoras que vienen impactando de manera positiva en la calidad de los estudiantes de todo el departamento y se han involucrado tan a fondo con los procesos de enseñanza que no solo se han limitado a obtener resultados en sus respectivas áreas de trabajo. También se han caracterizado, en general, por su liderazgo y acciones en temas complementarios que tienen incidencia en el logro de objetivos institucionales, y más importante aún en el desarrollo de sus comunidades, con tareas concretas en las que ejercen liderazgo y obtienen resultados dignos de imitar.
Por eso, es una lástima que se genere desmotivación en los colegios de Caldas por cuenta de los precarios avances en las obras que se desarrollan en distintos municipios del departamento, contratadas por el Gobierno Nacional con la empresa portuguesa Mota-Engil, sin que se vea el verdadero interés por cumplir lo pactado. Hoy se cuenta con por lo menos 19 construcciones en colegios que empezaron en el 2018 y que están sin terminar, lo que viene generando toda clase de incomodidades a los jóvenes estudiantes y desazón entre las comunidades que estaban esperanzadas en la pronta ejecución de esos trabajos. En todo Caldas son cerca de $80 mil millones de ejecución en estas obras, que están a medio camino y que en su gran mayoría deberían estar terminadas.
Se genera así un lamentable contraste entre docentes que se muestran deseosos de entregar lo mejor de ellos a sus comunidades, a través de una buena educación, creativa e innovadora, y la negligencia o incapacidad de un contratista que tampoco parece estar dispuesto a ceder tales contratos a ingenieros de la región, quienes podrían acometer y terminar con éxito sus labores en un tiempo prudencial, para beneficio de los estudiantes y sus familias en los 26 municipios que son atendidos desde la Secretaría de Educación Departamental. Eso ha llevado a que la recolección de firmas para protestar contra Mota-Engil y exigir que no haya más aplazamientos, logre un amplio respaldo en todo Caldas.

La desmotivación por estos problemas crece y podría llevarnos a retroceder en aspectos como la cobertura, en los que se habían alcanzado resultados excelentes en años pasados. Las respuestas de la empresa portuguesa son evasivas, pese a sus constantes incumplimientos. Menos mal los más importantes, los docentes, se mantienen vitales y creativos, trabajando por elevar la calidad de sus enseñanzas.