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Luego de dos procesos licitatorios fallidos, los cuales fueron abortados por falta de proponentes, se anuncia que para finales de abril estaría saliendo un nuevo proceso con el que se pretende adjudicar la construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) de Manizales. La espera para conseguir la firma que ejecute el proyecto, la cual ajusta cerca de año y medio, ha significado un incremento en el costo de la obra, al pasar de un valor de $102 mil 238 millones a $146 mil millones.
Eso explica el llamado urgente hecho por el Ministerio de Vivienda a la Alcaldía y a la empresa Aguas de Manizales, para que entreguen toda la documentación requerida alrededor de los nuevos términos de referencia, de acuerdo con los cronogramas establecidos. Esa información debe ser revisada y avalada por la banca alemana KFW (que respalda los aportes de la Nación a las obras), antes de que en abril se puedan comenzar a recibir las propuestas, para finalmente poder adjudicar la licitación en octubre.
Pasa el tiempo y, al parecer, poco se avanza en los distintos compromisos que asumió la administración local para poder concretar el nuevo proceso. De hecho, el Ministerio exigió celeridad en el establecimiento de los respaldos presupuestales a la reformulación del proyecto, así como la firma de un otrosí al convenio pactado en el 2019. También está pendiente que se definan los interlocutores directos del Municipio y de Aguas de Manizales para la ejecución de la iniciativa.
Es lamentable que la lentitud con la que se viene asumiendo este proceso lleve a que desde la Nación, que aporta la mayor cantidad de recursos para la obra, tengan que hacerse este tipo de llamados con el ánimo de concretar algo tan importante. En este punto cabe reflexionar hasta qué punto la rotación de gerente de Aguas de Manizales, que sigue sin titular en el cargo, puede influir en que no se avance a la velocidad que se necesita en este proceso.  
 El alcalde, Carlos Mario Marín, ha insistido en que la PTAR es fundamental para la reactivación económica de la ciudad, por la cantidad de recursos invertidos, los empleos que generará y el impacto positivo que tendrá para el medioambiente, por lo que es difícil entender que no se le haya puesto el acelerador desde antes, y que ahora el Gobierno nacional señale que hay el riesgo de que los recursos comprometidos no puedan ser entregados. Eso sería fatal para Manizales en estos momentos y un fracaso del que no nos repondríamos pronto.

Se agota el tiempo y es fundamental que todo esté listo para que en abril salga la licitación, a la espera de un buen número de proponentes que se mantengan hasta el final, y que no ocurra que se decida nuevamente echar para atrás todo, porque solo queda uno para adjudicar. Esta vez no pueden tenerse equivocaciones, esta vez tiene que asegurarse que habrá quien construya la PTAR cumpliendo todos los parámetros de calidad y eficiencia que requiere un proyecto como este. Esperamos que se cumpla el deseo del viceministro José Luis Acero, de que la PTAR “se hace porque se hace”.