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El Comité de Cafeteros de Caldas acaba de celebrar 90 años de fundado, durante los que el cúmulo de logros es bastante amplio. Lo primero que hay que decir es que desde el momento inicial de la institucionalidad cafetera, con la creación de la Federación Nacional de ese gremio, el comité departamental pionero y que se estructuró para estar siempre cercano a los cultivadores fue el caldense, el cual a lo largo de toda la historia ha estado dirigido por importantes líderes con estatura nacional, quienes incluso llegaron a estar a la cabeza de todos los caficultores colombianos. 
Del trabajo que se ha desarrollado desde el Comité de Cafeteros de Caldas hay que resaltar el avance fundamental en infraestructura vial que les ha permitido a los cultivadores del grano llevar sin muchas dificultades su producto hacia las cooperativas. Sin embargo, el más importante avance ha sido en el sector educativo, donde programas como Escuela Nueva, que lleva los elementos esenciales del aprendizaje a las zonas rurales, se han convertido en modelo para otras regiones de Colombia, e inclusive para otros países en varios continentes.
Desde el punto de vista de la productividad y de la competitividad cafetera también son múltiples los logros de los cafeteros caldenses, apoyados por el Comité Departamental, pero en el camino hacia la primera centuria aparecen retos nada despreciables, que deben estar orientados a que cada vez sea más sostenible el sector. En ese sentido, es importante sintonizarse con el proyecto de la Federación para renovar 100 mil hectáreas anuales de café, por lo menos, impulsar la recolección mecanizada de los granos y garantizar que las nuevas generaciones permanezcan en la actividad con gran energía y entusiasmo.
Por ahora parece que este año se podrá sellar con oro, después de un inicio de cosecha preocupante, estando muy cerca o quizá por encima del volumen de producción del año pasado (14,2 millones de sacos). Sería la mejor cosecha en un cuarto de siglo, ojalá, aunque los datos de Caldas en producción hasta ahora no son buenos, y no será sencillo seguir creciendo en dicha variable en los próximos años, y menos aún avanzar rápido en el logro de una mejor rentabilidad. Los cafeteros deberán ser muy juiciosos en las estrategias que se lancen desde la cabeza del gremio para seguir ganando terreno y así conquistar una mejor participación en la torta mundial de la distribución de los ingresos de la cadena de valor del café. 
Hay que ser conscientes de que el momento positivo por el que pasa el sector puede ser transitorio, y por eso los cultivadores deben aprovechar para reducir deudas, fortalecer las plantaciones y trabajar de manera más empresarial en la creación de tazas especiales, y con valor agregado, que puedan obtener mejores primas en el mercado. Con ese enfoque será más fácil retener en las fincas a los hijos de los actuales cafeteros, quienes podrán ver posibilidades amplias de crecimiento de sus empresas agrícolas. Desde ese punto de vista, hay que pensar que, si bien en estos 90 años se tienen muchos logros para mostrar, lo más importante está por venir. Para ello es necesario construir el futuro de la mano de las experiencias obtenidas.

Un escenario fundamental para reflexionar sobre todos estos asuntos y fijar las directrices para las próximas décadas será el próximo Congreso Nacional Cafetero, que se desarrollará al final de este año en Manizales. Esta será la primera vez que dicho evento se hará fuera de Bogotá, y significará un reconocimiento justo a la región pionera en el liderazgo institucional de la caficultura. Los caldenses tenemos que prepararnos para seguir siendo ejemplo del sector durante todo el siglo XXI.