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Las desigualdades de cobertura y calidad educativa entre los centros urbanos y las áreas rurales son de grandes proporciones en nuestro país. Las grandes distancias para asistir a las escuelas, las condiciones socioeconómicas de las familias campesinas y el nivel pedagógico de algunos maestros en estos lugares, entre otras variables, hacen que los niños que se educan en el campo se encuentren en desventaja frente a los que lo hacen en las ciudades. Mirando hacia el futuro se hace necesario que en Colombia se impulsen reformas que apunten a cerrar esa brecha y que los hijos de nuestros campesinos puedan acceder a una mejor educación cada vez.
Un modelo que ha demostrado ser exitoso para llegar a las áreas alejadas y lograr que los niños se formen de manera integral es la Escuela Nueva, programa nacido en Caldas que está llegando a sus 35 años de haberse comenzado a implementar en nuestro campo. Actualmente llega a 969 escuelas y colegios rurales del departamento, gracias a la Alianza Público-Privada en la que participan 18 entidades, lideradas por la Gobernación de Caldas, la Chec grupo EPM y el Comité Departamental de Cafeteros de Caldas. El trabajo en equipo en el aula es un componente esencial, así como la convivencia y el aprendizaje de niños de diferentes edades y niveles en un mismo salón, lo que los enriquece en conocimientos y en valores humanos.
Ha sido tan exitosa esta metodología que incluso ha sido exportada a otros países tercermundistas que también tienen dificultades para llevar educación a poblaciones alejadas de los centros urbanos. Incluso, se le ha considerado una excelente alternativa para aplicar de manera masiva en distintas zonas del país durante el posconflicto colombiano, como una forma de cubrir con rapidez las falencias que tiene hoy el sistema educativo para llegar a lugares lejanos y hasta para sanar las heridas que dejó la guerra. Esa inclinación para desarrollar actividades libres que estimulen la imaginación, la creatividad y la iniciativa en equipo constituye un enfoque que puede rendir valiosos frutos en pocos años.
La gran enseñanza de la Escuela Nueva es el avance en calidad educativa rural, pero además el apoyo para que estos jóvenes se destaquen y se queden en el campo, actuando en el futuro como empresarios agrícolas, con familias bien educadas y posibilidades de avanzar en su crecimiento social y económico. A través de este sistema se ha podido contener en buena medida la romería de jóvenes campesinos hacia los centros urbanos, donde solo tienen la alternativa de engrosar cinturones de miseria.
Sin duda que hay falencias en el modelo que es importante solucionar, como la falta de docentes especializados o con perfiles que dificultan la difusión de conocimientos de alta calidad. También es fundamental que se pueda trabajar más con las familias, para que los padres ayuden más a sus hijos en los proyectos de emprendimiento que les permitirá a todos crecer y desarrollarse satisfactoriamente en el campo. También podrían generarse sistemas que le den continuidad bajo la misma metodología, para que en educación superior se logren más resultados de excelencia. Con Universidad en el Campo se tienen avances destacados, pero hay que ser más ambiciosos.

Hoy se llega con este modelo a 37.745 estudiantes caldenses en educación básica y posprimaria, lo mismo que a 4.202 alumnos en educación media con profundización en educación para el trabajo. También se logra la cobertura para 4.822 jóvenes en la Universidad en el Campo, en modalidades técnicas y tecnológicas. Se tienen frutos para mostrar, pero los grandes desafíos apenas empiezan a ser evidenciados.