¿Sacar el café colombiano de la Bolsa de Nueva York es producto del desespero?

1 Sí, claro, se atacan de la risa en la Bolsa de Nueva York. Al gerente de la Federación lo tienen muy presionado, a los 8 días de estar por debajo de los $70 mil, lanzó semejante bombazo que es como romper la estructura del edificio, cuando ese es uno de los instrumentos fundamentales de la caficultura, porque eso es lo que le da la liquidez al mercado del café, lo que le permite vender el café cuando es necesario y cubrirse de los exportadores cuando intervienen el mercado interno. Como los productores grandes lo tienen presionado, porque prometió que iba a recuperar la rentabilidad de la caficultura, Roberto Vélez se montó en una onda que no va a poder cumplir ni hoy, ni dentro de 15 años. Si la Bolsa hala mucho el precio hacia abajo salga y diga que solo vende el café colombiano al precio de Bolsa más 40 centavos de dólar, y si nuestro café es tan prestigiado apareceré el comprador, pero si no aparece el comprador puede ser que la valoración del café colombiano sea solo un problema de autoestima nuestro. El comprador es el que realmente valora el producto.

2 Eso no se les ocurre sino a los profesores de la universidad en Manizales. Todos echan el mismo cuento, vayan y háganlo, es que uno no puede destruir estructuras que tienen 150 años, de tipos que lo que hacen es tostar café en el mundo, garantizan una taza X de un perfil Y, y lo van mezclando de acuerdo a como van saliendo las cosechas para garantizar el perfil. Si eso fuera posible ya existiría en el mundo quien nos compraría el café tostado y molido, el negocio de los otros señores es precisamente ese. Es como tratar de quitarles el negocio.

3 No es posible. El modelo capitalista en la caficultura desapareció, desde que se rompió el Pacto del Café, se urbanizó el país y el país progresó. El mayor signo de progreso del país es no depender del café. La rentabilidad para la caficultura empresarial no existe, para el capitalista eso no es rentable, pero para el pequeño cafetero que vive en la finca y recoge su propio café sí es negocio, por eso han aparecido tantos pequeños cultivadores en Huila, Cauca y Nariño.