¿Es viable hablar de diálogos con el Eln en momentos tan críticos como el actual?

Precisamente, la situación crítica que está afrontando el gobierno es la que lo lleva a hacer una variación de su actitud frente al Eln. El mismo gobierno había negado esos acercamientos, y ahora los reconoce. El segundo cambio es que el gobierno dice estar dispuesto a levantar las órdenes de captura a los negociadores de paz, eso es un viraje enorme porque los señores de La Habana quedan legitimados y se resuelven los problemas con Cuba. Antes exigía finalizar hostilidades, ahora pide cesar el secuestro, el reclutamiento de menores, la instalación de minas, cosas que son más factibles. Lo cuarto es que, al estar Noruega y Cuba en esas conversaciones, de alguna manera reconocen una infraestructura que venía desde el gobierno Santos, de observadores y garantes. Ceballos, a quien nombran negociador del paro, trata de mostrar resultados con lo del Eln, para expresar que podría lograr resultados con el paro. No se sabe si el Eln está dispuesto a darle la mano al gobierno en este momento, aunque acogerlo sería un gesto positivo hacia Cuba.

Está forzado por las circunstancias. Eso es como que estoy ahogándome y voy a pegarme de cualquier palo que me tiren. Ahora, las cosas pueden empezar forzadas y convertirse en realidad luego. Depende de cómo avance la agenda nacional del paro y de los acercamientos de La Habana. Si eso se mantiene todos los días estarán más forzados a avanzar, desactivar esa amenaza armada favorece al gobierno. Hay un factor importante y es que al expresidente Uribe le interesa eso en este momento, y por carambola pueden tener juego y permitirle más visibilidad en estos días.

Eso es música para los oídos del Eln, a ellos siempre les ha gustado mucho eso, porque esos diálogos regionales alientan la cosa en Arauca, en Chocó, en Cauca, el bajo Cauca antioqueño, y en otras regiones. Eso les da un juego importante.