Al ver avanzar los buses y carros entre áreas desocupadas y por magníficas vías durante la celebración de este mundial de fútbol en Catar y escuchar comentarios que señalan que algunos estadios parecen oasis de lujo en medio de arenales y desierto, me acordé de lo que se decía en la década de 1930 referente a Manizales que era un pequeño y pobre pueblo con una inmensa y bella Catedral digna de urbes de Europa.
Pero así como Catar muestra unos valores y fuerza de avanzada, así esta ciudad y su entorno de eje cafetero ha mostrado que está al ritmo de un crecimiento y ascenso que supera desde el inicial vencimiento de la selva hasta la firmeza ante las dificultades de la naturaleza.
El 23 de noviembre de 1979, una vez más el golpe de la naturaleza mordió el gozo de los habitantes de esta región; a las 6:40 de la tarde un sismo de 6,1 grados sacudió esta parte del país y Manizales sufrió por pérdidas de vidas humanas y deterioro de casas, edificios, monumentos y vías.
Esta región es sísmica y varios temblores la han golpeado hasta tener que demoler edificaciones y reparar daños en monumentos especiales como la Catedral. Lo importante es que esta raza es valiente y ha sabido enfrentar los golpes de la naturaleza.
Desde muy temprano se hizo opción por la construcción en bahareque, llamada táctica anti temblor, ahora en época moderna se requiere que toda edificación esté bien construida y con sellos antisísmicos.
Se sigue el combate contra los rigores de la naturaleza que a veces son inmensos y casi incontrolables, pero que bien pueden ser previsibles. Ojalá nos demos cuenta de avances en este campo.
No había suceso invernal en el cual Manizales y sus alrededores no fueran noticia nacional. Los deslizamientos de laderas eran brutales y casi siempre marcaban la sombra de muertes numerosas. El invierno era casi siempre de tragedias.
Hoy, seamos francos, las cosas han cambiado. Para enfrentar los duros momentos invernales y sus tragedias, Manizales creó gracias a la iniciativa de honrados y visionarios dirigentes institutos como Cramsa que durante muchos años hasta su desaparición ideó un tratamiento de laderas que hoy vemos que dio buen resultado, ya casi no hay derrumbes grandes y pérdidas de vidas por ello. Lección de resurgimiento y presencia constructiva.