Si hay alguna característica fundamental para Marcar la Diferencia es la Persistencia; entendida como la capacidad de insistir, sorteando infinidad de obstáculos, con el propósito de conseguir aquello que realmente deseamos; lo que la hace fundamental para lograr las metas propuestas. Es un concepto que además tiene inmersos tres requisitos fundamentales para triunfar, como lo son el foco, la humildad y la pasión. El foco para tener claro sobre qué es lo que se debe insistir, la humildad para entender, sin arrogancia, que debemos insistir las veces que sea necesario para lograr el objetivo y la pasión para hacerlo una y otra vez con hambre y muchas ganas.
Hay muchos ejemplos que confirman esta afirmación, uno de ellos, que a mí personalmente siempre me ha impactado, es el de Phil Knight fundador de Nike, quien a pesar de haber tenido infinidad de tropiezos y haberse derrumbado más de una vez, se levantaba nuevamente hasta conseguir consolidar el imperio que es hoy esta marca deportiva.
Otro ejemplo de gran actualidad sobre la importancia de la persistencia está muy bien narrado en el libro “Eso nunca funcionará” de Marc Randolph; aquí nos cuenta cómo lograron potenciar la plataforma de streaming Netflix, después de múltiples tropiezos en el proceso de encontrar el camino, pero gracias a la persistencia, pudieron identificar hacia donde se estaba moviendo el mercado para consolidar la empresa que es hoy día.
En todos los aspectos de la vida cotidiana también nos encontramos con innumerables ejemplos de personas que pueden pasar desapercibidas por no tener mucha visibilidad, pero que marcan la diferencia todos los días gracias a esa capacidad de persistir en procura de sus metas.
Obviamente, esta persistencia a la cual he venido refiriéndome, exige una enorme apertura de mente, que permita corregir en el camino, pivotar cuando sea necesario y hacer las iteraciones requeridas para lograr los objetivos presupuestados, de lo contrario caeríamos en errores que nos pueden costar muchísimo.
Y es que en lo que hay que tener especial cuidado es en entender hasta donde está el límite de la Persistencia, y a partir de qué momento se convierte en Terquedad. Sobrepasamos este límite cuando de una manera enceguecida nos la jugamos una y otra vez con una idea sin escuchar los mercados, sin mirar para ningún lado, sin ponerle atención a los expertos, convencidos de que tenemos la verdad revelada, muy lejos de tener los soportes necesarios para confirmarlo.
En el sector público, obviamente también se hace imperativo hacer todo lo que sea necesario para entender hasta qué momento la persistencia deja de serlo para convertirse en terquedad. Las sociedades evolucionan y los políticos y gobiernos también deben hacerlo, para actualizar sus ideas y liderazgos adecuándolos a las nuevas realidades, escuchando a las comunidades para entender lo que verdaderamente requieren, y no simplemente para responderles, de acuerdo con ideas preconcebidas.
Todo lo anterior nos debe dejar un mensaje claro y contundente; tenemos que hacer gala de una buena dosis de humildad, para evitar estrellarnos convencidos de que el totazo lo ocasionó la persistencia y no una actitud terca y caprichosa. Recordemos que una de las principales características de los caprichosos es un ego desmedido que no les permite escuchar, reconocer y rectificar.
Las posibilidades de pasar de la Persistencia a la Terquedad son latentes, ubicándonos en escenarios de altísimos riesgos. Importante es siempre escuchar con mucha humildad las alertas que nos indican que estamos equivocados y tener la suficiente valentía para corregir. De lo contrario, nos veremos abocados al fracaso, con todas las dificultades que esto trae consigo. Por todo lo anterior, los invito a que nos detengamos, hagamos consciencia y escuchemos las alarmas evitando comportamientos tercos y caprichosos que nos pueden salir muy costosos.