La República Libanesa celebra hoy la fiesta  nacional conmemorando su independencia. Ubicada en el Oriente Próximo. Realmente se encuentra en el extremo oriental del mar Mediterráneo, limitando por el oeste su territorio. Ello ha permitido la libertad ancestral para encuentros con otros pueblos  y la facilidad de  movimientos hacia el mundo externo desde la época de Fenicia, tierra antecesora.
A la formación del Líbano han contribuido otros pueblos en menor proporción al fenicio como: árabes, asirios, griegos, romanos y europeos. Todos ellos se han incrustado en las líneas genealógicas de lo que se conoce hoy como libaneses.
Enclavado territorialmente  entre Israel y Siria, los cuales han propiciado diferentes acciones que en varias ocasiones han terminado en guerras y provocan una situación conflictiva en las fronteras. 
El Líbano, como generalmente se le conoce, no es una república árabe aunque su lengua oficial, modificada, es la misma que tienen los árabes  Junto con  el francés, son los idiomas que tienen los libaneses dependiendo de su  cultura, situación geográfica,  necesidades comerciales o educativas, ancestros y apego a una filosofía milenaria.
Históricamente para Fenicia fue fundamental la relación que tuvo con el Imperio Otomano, entre 1516 y 1918, cuando las provincias del Líbano entraron a  la  protección de Francia luego del final de la I Guerra Mundial. La declaración de su independencia sucedió en 1941 pero no fue reconocida hasta 1943. 
El Líbano ha sido escenario de conflictos terroristas, religiosos y nacionalistas con diferentes escenarios y actores que han producido innumerables pérdidas de vidas humanas y destrozos incontables, que aún se evidencian, inclusive en su capital Beirut, por la más reciente de las agresiones. 
El Líbano es un país atrayente por razones disímiles que se aúnan para ofrecer una tierra que merece ser conocida y disfrutada. El país, con sus ciudades grandes y pequeñas poblaciones, es un núcleo viviente de esfuerzos en medio de las tradiciones arraigadas en todos los lados de su pequeña tierra, 10.400 kilómetros cuadrados, que constituyen el santuario de los casi 5.300.000 habitantes y los millones de migrantes con sus descendientes diseminados en todo el orbe.
Constitucionalmente, el gobierno es una democracia que ordena que el presidente de El Líbano sea un cristiano maronita, el equivalente al cristiano católico; el primer ministro es un musulmán suni y el presidente de la Cámara un musulmán chiita. 
El emblema universalmente reconocido es el Cedro. Ocho gobernaturas,  con 25 subregiones,  dividen el Líbano: Akkar al norte, limitando con una parte de Siria, y  al sur con Líbano Sur y Nabatiye, fronteras con Israel.
La insignia cultural del Líbano es el Complejo Ceremonial en donde ubica el  Templo de Baalbek,(Baal) y otros,  situados en la  ciudad y región del mismo nombre, el cual ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. 
El Líbano representa una filosofía a través de los libaneses con su historia y sufrimientos causados por las guerras, la  carencia de oportunidades y el incierto futuro, más evidente en las ciudades. Los libaneses que aún viven en la tierra  tienen una intensa vida familiar, sobre todo en los poblados pequeños,  casi villorrios.  Los hombres y mujeres del campo tienen la visión de un horizonte que oscila entre lo tradicional e inconmutable y la luz propiciada por la ilusión de un futuro mejor. 
Los descendientes de los libaneses, en cualquier sitio del globo terráqueo, observan y sienten con fervor en la distancia a sus ancestros  y viven deseando lo mejor para ellos, inclusive claman por la paz a la que también tienen derecho. 
La interacción entre los pueblos receptores y los libaneses es un modelo de integración humana que ejemplifica los Derechos Humanos.
Nota: * Partes del documento: Migración Libanesa en Caldas.