Actualmente los colombianos, aunque no todos, están abrumados por muchos hechos que les hace difícil tener una perspectiva nítida de su futuro inmediato y, dependiendo de los resultados de los procesos, se podrá comprometer el mañana.
La vida, a pesar de lo que se desee y exprese, no tiene regreso. Está sometida al avance de los  trazos de seres humanos tracen con base en informaciones, investigaciones y comportamientos modernos, partiendo de hechos antiguos sucedidos en diferentes tiempos que incluyen desde la creación de la materia y el origen de la vida hasta la génesis de la especie humana.
Generalmente, las personas son felices con descendencia. Piensan en sus vidas para los próximos años hasta llegar a planear mentalmente, algunos realmente, el futuro que en términos de especie podrá variar mínimamente en los próximos 100 años, salvo que, como se ha evidenciado, la tecnología aplicada modifique el comportamiento de ellos y sea la base para cambios adaptativos que les permitirán vivir de diferente manera.
En medio de la baraúnda en la que se encuentra el planeta, en cada región hay signos de enfrentamientos, menosprecios, sobre valoraciones e indiferencias con actores ubicados en varios lados de los problemas y soluciones. Nada es igual, aunque se pueden comparar para extrapolar causas y efectos.
Pensar y repensar en los orígenes y evolución de la especie lo cual ocupa un lugar secundario dentro los intereses del conocimiento personal. Pero no deja de ser atrayente la pregunta: ¿Quiénes somos y de dónde venimos? Millones de frases que revelan la verdad física de la procedencia de las personas, y otras concepciones, traducidas a realidades irrebatibles, dan lugar conocido, hasta hoy, del significado de ser simplemente humanos.
Todos los días los investigadores dedicados al origen y actualidad de la especie, incluyendo las variables de los comportamientos, revelan sus hallazgos que se van complementando como un rompecabezas para llegar al mapa genético completo tanto general de la especie como individual de las etnias y personas.
La semana anterior apareció una amplia publicación con los resultados de una investigación genética, la cual comienza recalcando que hace siete millones de años el ancestro común de los humanos y chimpancés deambulaba en el planeta. La investigación realizada por Tomás Marqués Bonet del Instituto de Biología Evolutiva, asociado a la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, determinó el ADN de 233 especies de primates.
Cada persona tiene un genoma con más de 3.000 millones de bases correspondientes a su ADN, el cual es responsable de la información a cada célula propia de su estructura física para diferenciarse de otras células, cumplir con su función e inducir, cuando fuere del caso, la multiplicación.  
Las modificaciones en la secuencia de las bases, mutaciones, podrán explicar en un momento dado la causa y existencia de muchas enfermedades. Por lo tanto, en un momento dado, la secuenciación del ADN en una persona podrá identificar patrones previos observados en otros individuos con una determinada enfermedad y el estudio facilitará el hallazgo de un factor real de riesgo.
Ahora bien, como lo dice el investigador: Una anomalía encontrada en un ser humano y en varios primates no será considerada como causa de enfermedad, pero el hallazgo de una mutación en un tumor y no se halla en otro primate, se concluye que la mutación puede relacionarse con el tumor; de ahí sigue toda la historia de la enfermedad.
Se utilizaron modernas técnicas de análisis de datos hasta organizar un algoritmo para identificar mutaciones asociadas a enfermedades.
Sin embargo, no hay una información fidedigna que identifique el ancestro primario de primates y humanos, a pesar de los grandes hallazgos.
En un futuro el ADN será impreso en una credencial personal